ATENAS.- Tras casi mes y medio de tanteos y
sin dinero, el nuevo gobierno griego se sentó el miércoles con sus
acreedores para explicarles las reformas que pretende poner en marcha,
aunque sin abandonar su guerra dialéctica, en particular con Berlín.
En
la primera ronda, que se celebra en Bruselas en la tarde de este
miércoles, participan funcionarios de alto rango de un nuevo quinteto
bautizado como "Grupo de Bruselas" por Atenas, integrado por el gobierno
griego, la Unión Europea, el Banco Central Europeo (BCE), el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Estas
negociaciones pretenden conocer "los detalles de las reformas" que el
gobierno griego se ha comprometido a poner en marcha con sus acreedores,
indicó la portavoz de la Comisión Mina Andreeva, quien precisó que el
"calendario dependerá de los avances hechos".
Con esta nueva
denominación del grupo, los griegos borran de paso el denostado concepto
de "troika", los llamados hombres de negro de la UE, el BCE y el FMI
cuyas visitas escrutadoras bajo fuertes medidas de seguridad se
convirtieron en el símbolo de la austeridad para los griegos.
Pero
ello no impide que entre los participantes en las negociaciones figuren
Declan Costello por la Comisión Europea, Klaus Masuch por el BCE y
Rishi Goyal por el FMI, es decir, los jefes de misión de la antigua
"troika".
Para Atenas, las nuevas negociaciones son "políticas y
técnicas" y tendrán lugar a partir de ahora en la capital europea,
aunque no excluye que sus interlocutores puedan visitar el país para
"recabar información precisa", según un comunicado del gobierno.
Los
expertos del "Grupo de Bruselas" estarán en Atenas a partir del jueves,
indicó el miércoles por la noche el ministro griego de Finanzas, Yanis
Varoufakis, en la televisión griega.
En sus hoteles, se les
reservará "un lugar de trabajo" donde recibirán las informaciones
necesarias. "Pero ustedes no verán más esas 'invasiones' en los
ministerios" de la capital, subrayó Varoufakis en referencia a las
precedentes visitas de la troika.
Las negociaciones iniciadas el
miércoles son consecuencia del acuerdo alcanzado el 20 de febrero entre
Atenas y sus acreedores, que han dado cuatro meses de respiro, hasta
finales de junio, al gobierno griego para presentar reformas a cambio
ayuda financiera.
El lunes, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, lamentó "la pérdida total de tiempo" de las últimas semanas.
De
las reformas depende el desbloqueo de 7.000 millones de euros,
congelados desde el verano y vitales para la supervivencia financiera
del país.
Atenas captó este miércoles 1.300 millones de euros en
títulos de deuda a tres meses, a una tasa más alta que en otra emisión
similar hace un mes, señal del temor de los mercados a comprar deuda
griega.
Ante las dificultades, el gobierno contempla recurrir a
las arcas de la seguridad social o utilizar las subvenciones europeas
para pagar sus deudas de marzo, que se elevan a 6.000 millones de euros,
de ellos 1.500 millones para el FMI.
El primer ministro, Alexis
Tsipras, se reunirá el jueves en París con el director de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), Ángel Gurría,
antes de una cita crucial el viernes con el presidente de la Comisión
Europea, Jean-Claude Juncker, en Bruselas.
Por su parte,
Varoufakis tiene previsto reunirse este miércoles en París con su
homólogo francés, Michel Sapin, y el ministro de Economía, Emmanuel
Macron.
Mientras tanto, el gobierno griego mantiene intacta su
guerra dialéctica, en particular con Berlín, considerado como el más
intransigente de los acreedores.
Atenas reactivó la comisión
parlamentaria encargada de analizar las compensaciones de la Segunda
Guerra Mundial, una saga judicial que dura más de veinte años.
El
ministro griego de Justicia, Nikos Paraskevopoulos, incluso ha amenazado
con dar luz verde a la aplicación de una decisión judicial que data del
2000 sobre la incautación de haberes alemanes, aunque reconoció la
"complejidad" de la cuestión.
El portavoz del gobierno alemán,
Steffen Seibert, recordó que Alemania considera que el caso está
"resuelto" desde hace tiempo y recomendó al gobierno griego que se
"concentre" en los problemas actuales, mientras el ministro de Finanzas
recordó que esto "no ayuda en el contexto de las dificultades actuales".
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