LONDRES.- La atención esta semana se
concentrará sobre todo en la reunión de política monetaria de la Reserva
Federal de Estados Unidos y su intención de subir los tipos de interés,
en medio de una economía mundial que se está acomodando a un desplome
de los precios del petróleo y a un avance del dólar.
La combinación del Banco Central Europeo imprimiendo un
montón de euros y la expectativas de la primera subida de tipos de
interés en Estados Unidos causó una tormenta en los mercados cambiarios y
en los emergentes.
El euro, que había alcanzado un máximo de 1,40 dólares a
mediados del año pasado, ahora está languideciendo en 1,05 dólares y
aparentemente en camino a la paridad.
Tras varios meses consecutivos de fuertes datos de
empleo, han aumentado las expectativas de que la Fed apunte a un alza de
los tipos en junio, con la retirada de su compromiso de ser "paciente"
al considerar la medida.
No obstante, el alza del dólar, la baja de las
exportaciones de Estados Unidos y menores presiones inflacionarias de
los productos importados, podría llevar a los funcionarios de la Fed a
hacer una pausa para reflexionar.
El presidente del banco de la Reserva Federal de St.
Louis, James Bullard, a quien se considera funcionario de línea dura,
dijo la semana pasada que el banco central se arriesgaba a retrasar
mucho la subida de tipos considerando la caída del desempleo.
Otros esperan que la ausencia de inflación se prolongue.
Una encuesta a unos 70 economistas encontró
que están divididos casi a la mitad sobre si el alza de tipos se
decidirá en junio o a fines de año.
"En nuestro escenario base, la continua debilidad de la
inflación llevará a la Fed a cambiar de tono y a contenerse de subir en
junio", dijo Michael Hanson, economista senior de Bank of America
Merrill Lynch en Nueva York.
"No obstante, la Fed no parece lista para capitular aún
y probablemente mantendrá abierta la posibilidad de un alza en junio en
la mente de los agentes del mercado", añadió.
Una pregunta es si las potencias mundiales, que por
ahora han aceptado los bruscos movimientos de divisas como parte del
paquete para consolidar el crecimiento, comenzarán a quejarse de las
devaluaciones competitivas.
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional,
Christine Lagarde, advirtió de los riesgos de políticas monetarias
divergentes, considerando la expectativa de una normalización de las
tasas de la Fed, mientras el BCE y el Banco de Japón siguen imprimiendo
dinero.
"Esto claramente supondrá más volatilidad y tendrá
también impactos en las monedas. Los países o las empresas que se han
endeudado ampliamente en préstamos en dólares lo van a sufrir", dijo.
Goldman Sachs espera ahora que el euro caiga a 0,8 dólares para finales de 2017.
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