WASHINGTON.- Si una de las
claves de los banqueros centrales es la prudencia, la otra es la
ambigüedad a la hora de responder a las expectativas de los mercados,
dos cualidades que la presidenta de la Reserva Federal (Fed), Janet
Yellen, despliega con eficacia en sus comparecencias públicas ante el
esperado encarecimiento del precio del dinero en EE.UU.
"La evaluación por el Comité (de Mercado Abierto de la Fed) de que
puede ser paciente a la hora de comenzar a normalizar su política
significa que es poco probable que las condiciones económicas apunten a
un alza en los tipos por al menos las dos próximas reuniones", dijo
Yellen esta semana ante el Congreso.
Para, inmediatamente después, matizar que el hecho de que se elimine
de su comunicado la palabra "paciente" sobre la posición de la Fed ante
este alza de tipos de interés, actualmente entre el 0 % y el 0,25 %
desde finales de 2008, no significa otra cosa que el banco central prevé
que "sea pronto el momento" de analizar el inicio del ajuste monetario
"en cada una" de las reuniones.
La Fed aún no ha retirado su mención a la "paciencia" en sus
comunicados, que son leídos y despedazados por los analistas como
complejos rompecabezas lingüísticos.
En resumen, el encarecimiento del precio del dinero en EEUU por
primera vez desde 2008, fecha del estallido de la crisis financiera,
está próximo, pero aún es pronto para saber cuándo se producirá.
De todas maneras, el panorama parece concentrarse entre las reuniones de junio y de septiembre de la Fed.
Los mercados habían apostado por la de junio, dada la consolidación
económica del país, espoleada por el progresivo descenso del índice de
desempleo, hasta el 5,7 %; y el repunte del PIB hasta el 2,4 % en 2014.
Sin embargo, la preocupación de la Fed ha pasado ahora a la baja
inflación, indicador sobre el que han contribuido la caída del precio
del petróleo y la debilidad de la demanda global arrastrada por el
escaso crecimiento en la zona euro y Japón.
Precisamente, este jueves se conoció el dato correspondiente al mes
de enero, en el que se mostró una caída del Índice de Precios al Consumo
(IPC) de un 0,7 % en enero.
De este modo, la inflación interanual en EEUU quedó en negativo (-0,1
%), algo que no ocurría desde 2009, una cifra que puede impulsar la
cautela por parte de la Fed a la hora de tomar la decisión de subir los
tipos de interés y la retrase hasta septiembre.
"Personalmente, creo que la Fed esperará hasta septiembre, o incluso
algo más tarde, ya que querrán sacar el máximo partido al respaldo del
mercado laboral en un contexto de baja inflación", explicó Jacob
Kirkegaard, investigador del Peterson Institute for International
Economics.
Para Kirkegaard, Yellen está cumpliendo a la perfección el discurso
de "deliberada vaguedad" que caracteriza a los banqueros centrales, a la
vez que "gradualmente" está dando a entender que nos estamos acercando
al inicio del ajuste monetario, después de años de expansión.
De hecho, la presidenta de la Fed se refirió a la caída de los
precios del petróleo esta semana en su comparecencia ante el Congreso, y
aunque aseguró que su efecto sobre la inflación será "transitorio",
reconoció que esperaba que "bajará aún más antes de comenzar a crecer".
Por tanto, la atención de los mercados, que cerraron la semana con
leves descensos, pasa ahora a la reunión del 17 y 18 de marzo, tras la
que Yellen tiene previsto ofrecer una rueda de prensa en la que con toda
probabilidad volverá a mostrar sus dotes para comentar la cuestión con
"deliberada vaguedad".
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