BRUSELAS.- Grecia presentó este miércoles a
sus acreedores una serie de medidas que, sin ser espectaculares, van en
el sentido deseado por ellos, en lo que parece un ejercicio de
equilibrista por parte de Alexis Tsipras para satisfacer a Bruselas y a
su partido.
Luego de una reunión del Eurogrupo --en la que los
ministros de Finanzas de la zona euro discutieron el viernes en Riga,
sin resultados--, los cónclaves se reanudaron en Bruselas en busca "de
llegar a un acuerdo benéfico para ambos", según la terminología griega.
Debido
a la "gran incertidumbre" en torno a este acuerdo, Moody's bajó este
mismo miércoles la calificación de Grecia un peldaño, para situarla en
Caa2, apenas dos escalones por encima del nivel que marca una inminente
moratoria, y colocó al país en "perspectiva negativa".
La agencia
neoyorquina también invoca los riesgos que subsistirían, aunque lograra
un acuerdo, sobre las perspectivas financieras del país debido al
"debilitamiento de la economía y a un ambiente político nacional
frágil".
Los expertos técnicos del Eurogrupo (Euro Working Group)
se reunieron este miércoles, antes de otro encuentro del grupo de
Bruselas (representantes de Atenas y de sus acreedores) el jueves, según
informaron las autoridades griegas.
La parte griega elaboró, con miras a ambas reuniones, una serie de reformas tendientes a aumentar los ingresos del país.
Según
el diario Kathimerini, estas reformas podrían generar 1.300 millones de
euros y prevén entre otras cosas una imposición creciente de los
contribuyentes más ricos, tasas sobre los productos de lujo, venta de
licencias de televisión, medidas para hacer más eficaz el cobro del IVA,
o una lucha más eficaz contra el contrabando.
Pero su calendario e incluso su presentación en el parlamento, no es muy clara.
Además,
el texto no parece contemplar nada respecto a temas menos consensuales
como la liberalización del mercado de trabajo, las alzas del IVA o el
espinoso temas de las jubilaciones, que gusta al FMI. El ala izquierda
del gobierno no parece todavía dispuesta a aceptar esto.
El
miércoles, el ministro de Energía, Panagiotis Lafazanis, principal
representante de esta tendencia, dijo en una entrevista a la revista
Crash que "Syriza (el partido de izquierda radical en el poder) no
firmará nunca medidas contra las clases populares".
Apoyado por
encuestas que muestran que una mayoría de griegos desean un compromiso
antes que una ruptura con la UE, Tsipras muestra alguna confianza. Cree que puede haber un "primer acuerdo" esta semana, "la semana próxima a más tardar".
Por
eso está dispuesto a aceptar las privatizaciones, como la del puerto
del Pireo, rechazadas por algunos miembros de su gobierno a su llegada
al poder en enero.
Las
instancias europeas prefieren saludar la restructuración de los equipos
de negociación griegos, con el aumento de influencia del viceministro de
Relaciones Exteriores Euclide Tsakalotos para coordinar el conjunto de
las discusiones, incluso si el controvertido ministro de Finanzas Yanis
Varoufakis sigue dando la línea, como lo subrayó en una entrevista al
semanario alemán Die Zeit.
El comisario europeo de Relaciones
Económicas Pierre Moscovici saludó el miércoles "un equipo que parece
más coherente, más dispuesto a las reformas (...) hombres con los que se
puede hablar" y reiteró "la urgencia" de obtener "resultados".
Grecia,
que no ha vuelto a obtener una moneda de sus acreedores desde el otoño
boreal pasado, cuando todavía estaba el gobierno de coalición
derecha-socialista, espera desesperadamente que le otorguen los 7.200
millones de euros prometidos por la UE.
En espera, ha pedido
colaboración a las colectividades locales para conseguir fondos, y los
bancos, víctimas de masivos retiros privados (unos 27.000 millones de
euros de diciembre a marzo), solo se sostienen con el financiamiento de
urgencia del BCE, que es hasta ahora de 76.900 millones de euros.
Varias
fechas límite que se consideraban cruciales para un acuerdo, han pasado
una tras otra desde enero sin que la catástrofe de un default griego se
produzca.
Ahora la nueva fecha sería el 11 de mayo, cuando se
llevará a cabo la próxima reunión del Eurogrupo en vísperas del pago de
casi 800 millones de euros debidos por Grecia al FMI.
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