CARACAS.- Empresarios y analistas
denunciaron el riesgo de una crisis de alimentos en Venezuela, cuyos
pobladores padecen largas filas frente a los abastos mientras gobierno y
opositores cruzan acusaciones sobre las causas de una penuria que lleva
casi dos años.
En el país con mayores reservas petroleras
mundiales hay problemas para obtener carne, leche, pollo, azúcar, café,
agua embotellada, aceite o harina, pero también pañales, papel
higiénico, jabón, condones, retrovirales y medicinas para males crónicos
como tensión, diabetes o epilepsia.
"En los próximos tres meses
se verá más desabastecimiento", anticipa el analista político y
economista Luis Vicente León, directivo de la prestigiosa consultora
Datanálisis, quien enumera como causas los errores en el manejo
económico en un marco de crisis agravado por el derrumbe del precio del
petróleo.
Hace un año, cuando el índice de escasez llegó a casi
uno de cada tres productos, el gobierno dejó de publicar ese incómodo
índice que elaboraba el Banco Central.
Hoy la población comprueba
la escasez en sus bolsas de compra y sin necesidad de leer sondeos
oficiales inexistentes o de encuestadoras privadas que, con metodologías
a veces criticadas, estiman que el problema se duplicó y hay
dificultades para conseguir dos de cada tres productos.
Contrabando
desaforado hacia países vecinos aprovechando el control de cambios y un
dólar subsidiado que cuesta cuarenta veces menos que el paralelo,
ineficiencia, corrupción, incautaciones fallidas de empresas o
haciendas, precios congelados por debajo de costos de producción,
escamoteo de bienes con fines especulativos... las causas del
desabastecimiento que esgrimen tirios y troyanos constituyen un rosario y
todas parecen tener algo de culpa.
Durante
marzo y abril los venezolanos, cuya tradición culinaria pasa por la
carne vacuna producida en sus zonas llaneras, se han topado con los
escaparates vacíos de las carnicerías.
"En los próximos dos meses
el desabastecimiento (de carne) se va a incrementar", anticipa
el presidente de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedenaga), Carlos
Odoardo Albornoz, quien adjudica esa evolución al período más duro de la
época de sequía, combinada con una política de precios regulados a
veces por debajo del costo de producción.
Los cereales tampoco
presentan un panorama halagüeño. "Los inventarios no son suficientes (y)
esto obedece a la caída de la producción nacional" en buena medida por
falta de fertilizantes y repuestos de maquinaria, dice el
vicepresidente de la Confederación de Asociaciones de Productores
Agropecuarios (Fedeagro), Aquiles Hopkins.
El derrumbe del
petróleo redujo de 70 a 35.000 millones de dólares los ingresos en
divisas de Venezuela y ante esa situación el gobierno "lo que ha hecho
es reducir la asignación (de divisas) a sectores productivos y generar
baches de producción graves. Y con esos baches en los próximos tres
meses se verá más desabastecimiento", afirma Luis Vicente León.
Pero
en enero y febrero hubo una leve mejora en el abastecimiento gracias a
bienes importados por el gobierno, que hace esfuerzos para defender los
progresos en materia de alimentación durante la década y media de la
Revolución Bolivariana.
El proceso político iniciado por Hugo
Chávez y continuado por su heredero Nicolás Maduro se ha jactado --con
razón-- de haber sacado de la desnutrición a millones de venezolanos.
Las
cifras oficiales hablan de un incremento del 55% en las calorías
consumidas, y Maduro asegura que hoy el 95% de los venezolanos ingiere
tres comidas diarias.
Pero las filas de espera en los abastos
siguen creciendo, el peregrinar de un local de expendio a otro se hizo
cotidiano y hubo empresas de sondeos que llegaron a estimar que el
caraqueño promedio pasaba catorce horas semanales tratando de surtir
--muchas veces sólo a medias-- sus alacenas.
La penuria de
abastecimiento es más seria en el interior. "Lo poco que hay el gobierno
lo está redireccionando a las grandes cadenas privadas y oficiales, y
cuando se pone crítico, sólo entrega en Caracas", dijo un
dirigente del sector distribución que reclamó anonimato por temor a
represalias.
Maduro, quien hace año y medio viene denunciando una
"guerra económica" en su contra, amenazó esta semana a empresarios con
"radicalizar la revolución contra todos los que la sabotean" y prometió
fiscalizaciones a quienes "siguen dedicándose a entorpecer el
abastecimiento".
"Espero que dichas sanciones también sean
aplicables a las empresas públicas que fueron expropiadas y que son las
primeras que no producen", replicó Jorge Roig, presidente de la poderosa
central empresaria Fedecámaras.
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