MOSCÚ.- El presidente Vladimir Putin se
esforzó este jueves en tranquilizar a los rusos sobre el estado de la
economía, y afirmó que ya quedó atrás "el pico" de las dificultades
causadas por las sanciones occidentales y la caída de los precios del
crudo.
En un largo programa televisivo anual de
preguntas-respuestas, el dirigente reconoció que la elevada inflación
resultante de la caída del rublo reduce el poder adquisitivo de los
hogares, pero se mostró optimista en cuanto al futuro.
"Los
expertos dicen que hemos superado el pico de los problemas en términos
de reembolsos de los créditos exteriores por parte de los bancos y de
las empresas del sector real", dijo Putin en el programa.
"La
moneda nacional se ha corregido y no ha habido una catástrofe", añadió
refiriéndose a la reevaluación del rublo, un 40% respecto al dólar desde
comienzos de marzo.
El presidente ruso predijo en diciembre que
la salida de crisis llevaría dos años, pero este jueves estimó que dicha
salida podría llegar "tal vez más rápido".
La fuerte caída del
rublo a mitad de diciembre hundió a Rusia en una crisis económica sin
precedentes en los 15 años que lleva Putin en el poder. Para este año,
el gobierno prevé una contracción del PIB del 3%, aunque la recesión
parece estar siendo menos aguda de lo pronosticado.
Desde
comienzos de marzo, la divisa rusa se ha revalorizado respecto al dólar,
que desde el miércoles vuelve a cotizar por debajo de los 50 rublos,
después de haber llegado a intercambiarse a 80 en diciembre. A la luz de
esto, las autoridades esperan que la crisis sea menos violenta de lo
pronosticado.
Sobre las sanciones impuestas por Occidente a Rusia
por su papel en el conflicto del este de Ucrania, Putin estimó "poco
probable que podamos esperar una retirada de las sanciones, porque ésa
es una cuestión política".
Y en ese sentido, denunció una estrategia destinada a "contener el desarrollo" del país.
El
presidente ruso reconoció también que las sanciones estaban teniendo un
impacto negativo en la economía de los hogares, al haber propiciado una
mayor inflación.
Con todo, el mandatario estimó que Rusia debe
"aprovechar las sanciones para alcanzar nuevas fronteras de desarrollo",
y "corregir su política económica", y puso como ejemplo el sector de la
agricultura, que según dijo ha sido "saneado".
Volviendo
al conflicto ucraniano, Putin desmintió de nuevo la presencia de tropas
rusas en Ucrania, pese a las repetidas acusaciones de Kiev, las
potencias occidentales y la OTAN.
"Nuestro objetivo no es
reconstruir un imperio", afirmó. Al mismo tiempo, confesó que no hace
"ninguna diferencia entre rusos y ucranianos", que "fundamentalmente,
son la misma nación".
Putin minimizó la negativa de Francia de
entregar dos buques de guerra Mistral a Rusia por la implicación rusa en
Ucrania. Según él es "una mala señal", pero "sin importancia", ya que
el objetivo primordial de ese contrato concluido en 2011 era "apoyar" la
actividad de los astilleros franceses, explicó.
A pocos días de
las celebraciones de la victoria contra los nazis previstas el 9 de
mayo, a la que no irá la mayoría de dirigentes occidentales, Putin
reconoció por otro lado que tras la Segunda Guerra Mundial su país
impuso "por la fuerza" el modelo soviético en Europa del Este, lo cual
"no tuvo nada de bueno".
Putin explicó también su decisión de
levantar la prohibición de entregar a Irán baterías tierra-aire S-300,
lo que según él se justifica por el acuerdo marco del 2 de abril entre
Teherán y las grandes potencias (incluida Rusia) sobre el programa
nuclear iraní.
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