sábado, 18 de abril de 2015

Dragui aumenta las presiones sobre Grecia para que presente un plan a cambio de fondos


WASHINGTON.- El director del Banco Central Europeo, el italiano Mario Draghi, aumentó este sábado las presiones sobre Grecia, al pedir en Washington al gobierno griego "mucho más trabajo" para diseñar un plan aceptable como forma de obtener más financiamiento de Europa.

"Es necesario más trabajo, mucho más trabajo, y es urgente", dijo Draghi durante una conferencia de prensa en el último día de la reunión anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) en Washington.
Con el tiempo en contra, Grecia negocia con la Unión Europea para que le libere otros 7.200 millones de euros (USD 7.800 millones) en fondos que necesita urgentemente para enfrentar sus obligaciones.
El gobierno del primer ministro Alexis Tsipras busca flexibilizar las condiciones de austeridad impuestas por los acreedores, pero por el momento la tentativa no ha logrado efectos. Para un acuerdo, los acreedores europeos y el FMI piden avances en las reformas pedidas.
"Todos queremos que Grecia tenga éxito" en sus intentos por salir de la crisis, añadió el titular del BCE, advirtiendo que "la respuesta está en las manos del gobierno griego".
Los negociadores griegos se reunían el sábado en París con representantes de la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, para intentar alcanzar un acuerdo antes del encuentro del 24 de abril de ministros de finanzas de la Eurozona, en Letonia.
El gobierno griego necesita urgentemente nueva financiación para pagar salarios a fin de mes y luego realizar una serie de pagos de deuda al FMI y el BCE en los próximos tres meses.
"No hay tiempo que perder" y "hay que redoblar los esfuerzos", advirtió el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Jacob Lew, durante las asambleas del fin de semana. "Europa no necesita una nueva crisis".
El ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, presente en Washington para las reuniones, se dedicó a repetir públicamente las promesas del gobierno de izquierda radical de Tsipras, que llegó al poder en enero y ha asegurado que cumplirá los compromisos del programa anterior.
Pero el nuevo gobierno griego, explicó Draghi, debe estar atento al "impacto presupuestario" de sus propuestas para que pueda haber una discusión informada entre el gobierno y el Eurogrupo.
Draghi se negó a especular con la posibilidad de que Grecia se vea imposibilitada de honrar sus compromisos en mayo, escenario que significaría una salida de ese país de la zona euro.
"No quiero ni siquiera contemplar un evento de ese tipo (...) Los líderes griegos aseguran continuamente que quieren honrar todas sus obligaciones", señaló.
No obstante, estimó que toda la zona euro está ahora "mejor equipada que en 2012, 2011 o 2010" si la situación continúa deteriorándose y posee instrumentos para enfrentar los riesgos de un contagio, instrumentos "que serán utilizados en caso de una escalada de la crisis".
En caso de un empeoramiento de la crisis, admitió, la Eurozona entraría "en territorio desconocido".
Grecia debe presentar su programa de reformas a tiempo para poder negociar en junio un nuevo y tercer plan de ayuda.
Atenas debe así convencer sobre la viabilidad financiera de su programa a la UE pero también al BCE y el FMI, institución que subrayó durante las reuniones -sin citar a Grecia- que el crecimiento económico mundial se mantiene frágil y que subsisten riesgos.
Su directora general, Christine Lagarde, se sumó el sábado a las voces que piden a Grecia a apretar el paso y aseguró que espera además "una profundización del trabajo".
La tensión en torno a Grecia dejó un poco en segundo plano los otros temas de las asambleas semestrales de estas instituciones financieras internacionales. De todas formas, los países afectados por el ébola pidieron un "Plan Marshall" de 8.000 millones de dólares para enfrentar las consecuencias de la epidemia.
Por otra parte, tanto los responsables del FMI como los países emergentes reunidos en el G-24 también renovaron sus llamados al Congreso estadounidense para que ratifique lo antes posible la reforma del Fondo, adoptada en 2010 y que busca darle más peso a estos países y asegurar al FMI los recursos que necesita.

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