ATENAS.- Gobernadores y otros funcionarios
locales griegos acordaron el sábado prestar efectivo al gobierno
central, que está casi en bancarrota, después de que el primer ministro
Alexis Tsipras les asegurara que la medida sería por un período breve de
tiempo.
Los diputados griegos aprobaron a última hora del
viernes un decreto para forzar a entidades estatales a prestar efectivo
al Gobierno central, pese a protestas de muchas municipalidades y
sindicatos laborales.
La medida, que fue aprobada por 156 diputados en la
Cámara de 300 escaños, provocó malestar entre los gobernadores locales,
quienes se reunieron con Tsipras el sábado para exigirle una explicación
sobre la necesidad de la iniciativa.
"Recibimos garantías de que es una medida de emergencia
y temporal, así que se volverá opcional en un corto período", dijo el
jefe de un grupo griego que representa a funcionarios de gobiernos
locales, Kostas Agorastos, a periodistas tras la reunión.
"Puesto que (Tsipras) nos habló honestamente, y puesto
que nuestro país necesita ahora esta herramienta de negociación para que
las negociaciones se completen, le daremos esta herramienta", afirmó
Agorastos.
A pocas semanas de quedarse sin efectivo, Atenas ha
estado usando las reservas de dinero de entidades del sector público a
través de las llamadas transacciones REPO para cubrir sus necesidades.
El lunes, ordenó a entidades que incluyen a gobiernos
locales prestar dinero al Estado mientras intenta alcanzar un acuerdo
con acreedores extranjeros escépticos sobre nueva ayuda financiera.
"El Estado está comprometido a pagar salarios y
pensiones", dijo el presidente del Parlamento, Nikos Filis, a
parlamentarios, defendiendo la legislación. "El dinero estará generando
mejores tipos de interés (que las que pagan los bancos)", agregó.
En una protesta simbólica, empleados municipales se retiraron de sus puestos de trabajo durante tres horas el viernes.
Algunos funcionarios de gobiernos locales han amenazado
con desafiar las órdenes, mientras otros han dicho que necesitan más
información antes de contribuir a las arcas del Gobierno central.
Las protestas sumaron presión sobre Tsipras, cuya
decisión de enfrentarse a los prestamistas se ha vuelto cada vez más
impopular.
Atenas está estancada en una disputa con sus acreedores
de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por su
propuesta de un acuerdo para obtener dinero a cambio de realizar
reformas, mientras los progresos han sido limitados.
Ministros de Finanzas de la eurozona dijeron al término
de una reunión del viernes en Riga que las perspectivas de un acuerdo
eran lejanas y que el tiempo estaba acabándose, mientras acusaron a
Grecia de no moverse rápidamente.
Atenas debe pagar al FMI casi 1.000 millones de euros
en mayo. El país ha dicho que quiere honrar sus obligaciones y que
necesita que los prestamistas le ofrezcan algo a cambio.
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