ATENAS.- Grecia vivió hoy un
Primero de Mayo singular, pues por primera vez un Gobierno salió a la
calle al lado de sus ciudadanos para reclamar los mismos objetivos:
acabar con las políticas de austeridad y restaurar los derechos
laborales.
"Yanis, ¡dales una patada en el trasero!", "¡Seguid así!", "¡Os
apoyamos!", fueron algunas de las frases que escuchó el ministro de
Finanzas, Yanis Varufakis, al aparecer sonriente y sin escolta en medio
de la manifestación principal en el centro de Atenas.
Hombres y mujeres de todas las edades competían por abrazar o por
sacarse una foto con el ministro favorito de los griegos y el más odiado
en la eurozona.
Haciendo gala de su estilo particular, que tantos problemas le ha
causado fuera, Varufakis no dudó en plantearse si era conveniente o no
dejarse abrazar por una mujer que llevaba colgada una pancarta en la que
se podía leer: "Yanis con una 'n', Schäuble con 'ss', la UE y el FMI
son un nido de mafiosos".
"Hoy es el día de los trabajadores, hoy no es mi día", respondió el
ministro cuando fue acorralado por una multitud de periodistas que
querían obtener de primera mano las últimas noticias sobre el progreso
de las negociaciones con los acreedores.
Varufakis se negó en rotundo a hacer cualquier comentario político;
otros ministros fueron más elocuentes y se alinearon con los deseos del
pueblo de acabar con las políticas de austeridad, reiterando la promesa
del Gobierno de que no cruzará sus "líneas rojas".
"Las líneas rojas del Gobierno son profundamente rojas", aseguró el
ministro de Trabajo, Panos Skurletis, en alusión a la promesa del
Ejecutivo de no desistir de sus planes de restaurar los convenios
colectivos y el salario mínimo, como tampoco a ceder a las pretensiones
de los acreedores de reducir las pensiones y los salarios del sector
público.
El ministro de Energía, Panayotis Lafazanis, quien marchó junto a los
sindicatos a la cabeza de la manifestación, recalcó que el Gobierno "no
va a firmar ningún acuerdo que esté en contradicción con el programa de
Syriza (el partido gubernamental). De eso se pueden olvidar los
acreedores".
Lafazanis recalcó que el pueblo apoya al
Gobierno en su camino para acabar con las políticas de los programas de
rescate y en su intento de "buscar una nueva vía".
En contra de lo que había circulado en los medios, Tsipras finalmente
no participó en la manifestación pero dejó un mensaje en su cuenta
Twitter.
"Nuestra lucha por la protección y ampliación de nuestros derechos,
por la democracia y por la vida con dignidad vencerá", escribió.
Teniendo en cuenta que el Día del Trabajo cayó este año en puente, la
participación de unas 15.000 personas en la manifestación de Atenas es
una cifra nada denostable para Grecia, donde en los últimos años las
protestas han sido cuantiosas pero no numerosas en cuanto a asistencia.
No obstante, había participantes que hubieran querido una mayor
afluencia en un momento tan crítico de las negociaciones de Grecia con
sus acreedores.
"Quisiera que el Gobierno diera prioridad a los derechos de los
ciudadanos y no a las negociaciones con los acreedores", dijo
Aretí, una médico que trabaja en un hospital público.
Aretí es una de las muchas personas que empiezan a estar hartos de
las negociaciones y que piden que acaben para que el Gobierno empiece a
aplicar sus promesas.
"Hay que restablecer de inmediato los derechos laborales, parar los
despidos, frenar las privatizaciones y tomar medidas para la mejora
económica de los trabajadores", reclamó Eleni, una maestra que al igual
que el empleado de los transportes Yanis, exige al Gobierno que no
acepte nuevas medidas de recortes.
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