VIENA.- Tras presentarlo hasta hace poco
como su más temido rival, la OPEP ha cambiado de tono con el petróleo de
esquisto, al que ahora asume como un elemento más del paisaje
energético mundial.
"Nosotros no estamos pensando, ni imaginando
ni soñando que los productores de petróleo de esquisto no vayan a estar
más ahí", lanzó este miércoles en Viena el ministro emiratí de Energía,
Suhail al Mazrouei.
"Queremos que estén, y son un factor de
equilibrio muy bueno para el mercado", añadió el ministro a la prensa en
un seminario organizado por la Organización de Países Exportadores de
Petróleo.
"El petróleo de esquisto es un fenómeno que va a seguir
con nosotros, con el que hay que convivir y encontrar un equilibrio",
abundó el secretario general del cártel, Abdallah el Badri.
El
tono está muy lejos del alarmismo generado por el rápido incremento en
los últimos cinco años de los petróleos no convencionales, como las
arenas bituminosas de Canadá o, sobre todo, el petróleo de esquisto de
Estados Unidos, explotado mediante la técnica de fracturación
hidráulica.
Con este aumento de su producción, Estados Unidos ha
emergido como uno de los mayores productores del mundo, menos
dependiente por tanto de las importaciones de África o el Golfo.
Frente
a este nuevo fenómeno, que ha contribuido a la fuerte caída de las
cotizaciones de crudo, la OPEP prefirió en noviembre mantener su nivel
de producción, en lugar de recortarlo, más preocupada en defender su
parte de mercado que en sostener un nivel determinado de precios.
La
estrategia ha empezado a dar resultado, con un progresivo aumento de
precios desde febrero, y una incipiente reducción de la producción en
Estados Unidos.
Y es que como señala Claudio Descalzi, consejero delegado de la petrolera italiana ENI, una reducción no serviría de nada en este momento, porque "cualquier
recorte destinado a apoyar los precios puede verse compensado de
inmediato por un incremento de la capacidad de producción del petróleo
de esquisto".
Descalzi añadió que por eso mismo es necesario tener
una visión más cabal del modelo operativo, capaz de ver cuáles son los
activos más adecuados en cada caso. "Ahora, las inversiones deberán
orientarse de otra forma", abundó el ministro emiratí Al Mazrouei.
¿Decidida
a ser realista, la OPEP? Según algunos actores del mercado exteriores
al cártel, sus 12 miembros no tienen más remedio que asumir que tienen
una influencia cada vez menor en el panorama energético mundial.
"Hay
que constatar que las decisiones de la OPEP ya no tienen una influencia
directa", lanzó este miércoles el ministro ruso de Energía, Alexander
Novak.
"El rol de los países no miembros de la OPEP está en
aumento, sobre todo los países que ni son miembros de la OPEP ni son
exportadores, y están subiendo su producción para su consumo interno",
explicó el ministro ruso.
Las cuatro monarquías del Golfo,
mientras tanto, siguen decididas a mantener su política de producir
mucho, para preservar a toda costa sus partes de mercado. Actualmente
bombean el 55% de la producción de la OPEP, que asciende a unos 31 mbd.
Y
ello aunque tengan por ejemplo que asumir, en el caso de Arabia
Saudí, un déficit presupuestario del 20% del PIB este año, según datos
del FMI.
Jamie Webster, analista de materias primas del instituto IHS, explica que la respuesta está en el sólido excedente de cuenta
corriente que tienen saudíes, emiratíes, kuwaitíes y cataríes incluso
con los precios actuales del crudo, entre 60 y 65 dólares el barril.
Según afirmó este analista, Riad puede aguantar este nivel de precios "más tiempo que nadie", "15 años".
Ni
siquiera los numerosos conflictos en la región parecen inquietarle a
Arabia Saudí, país que desde fines de marzo lidera una campaña aérea
en Yemen contra los rebeldes chiitas y se ha visto además afectado por
atentados en su territorio.
"Esa prima de riesgo está ahí, pero
por suerte, el mundo se encuentra muy cómodo con el riesgo", apostilló
este miércoles el ministro saudí Ali al Naimi en los salones del palacio
vienés de Hofburg.
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