miércoles, 3 de junio de 2015

La OPEP afronta con realismo el desafío del petróleo de esquisto

VIENA.- Tras presentarlo hasta hace poco como su más temido rival, la OPEP ha cambiado de tono con el petróleo de esquisto, al que ahora asume como un elemento más del paisaje energético mundial.

"Nosotros no estamos pensando, ni imaginando ni soñando que los productores de petróleo de esquisto no vayan a estar más ahí", lanzó este miércoles en Viena el ministro emiratí de Energía, Suhail al Mazrouei.
"Queremos que estén, y son un factor de equilibrio muy bueno para el mercado", añadió el ministro a la prensa en un seminario organizado por la Organización de Países Exportadores de Petróleo.
"El petróleo de esquisto es un fenómeno que va a seguir con nosotros, con el que hay que convivir y encontrar un equilibrio", abundó el secretario general del cártel, Abdallah el Badri.
El tono está muy lejos del alarmismo generado por el rápido incremento en los últimos cinco años de los petróleos no convencionales, como las arenas bituminosas de Canadá o, sobre todo, el petróleo de esquisto de Estados Unidos, explotado mediante la técnica de fracturación hidráulica.
Con este aumento de su producción, Estados Unidos ha emergido como uno de los mayores productores del mundo, menos dependiente por tanto de las importaciones de África o el Golfo.
Frente a este nuevo fenómeno, que ha contribuido a la fuerte caída de las cotizaciones de crudo, la OPEP prefirió en noviembre mantener su nivel de producción, en lugar de recortarlo, más preocupada en defender su parte de mercado que en sostener un nivel determinado de precios.
La estrategia ha empezado a dar resultado, con un progresivo aumento de precios desde febrero, y una incipiente reducción de la producción en Estados Unidos.
Y es que como señala Claudio Descalzi, consejero delegado de la petrolera italiana ENI, una reducción no serviría de nada en este momento, porque "cualquier recorte destinado a apoyar los precios puede verse compensado de inmediato por un incremento de la capacidad de producción del petróleo de esquisto".
Descalzi añadió que por eso mismo es necesario tener una visión más cabal del modelo operativo, capaz de ver cuáles son los activos más adecuados en cada caso. "Ahora, las inversiones deberán orientarse de otra forma", abundó el ministro emiratí Al Mazrouei.
¿Decidida a ser realista, la OPEP? Según algunos actores del mercado exteriores al cártel, sus 12 miembros no tienen más remedio que asumir que tienen una influencia cada vez menor en el panorama energético mundial.
"Hay que constatar que las decisiones de la OPEP ya no tienen una influencia directa", lanzó este miércoles el ministro ruso de Energía, Alexander Novak.
"El rol de los países no miembros de la OPEP está en aumento, sobre todo los países que ni son miembros de la OPEP ni son exportadores, y están subiendo su producción para su consumo interno", explicó el ministro ruso.
Las cuatro monarquías del Golfo, mientras tanto, siguen decididas a mantener su política de producir mucho, para preservar a toda costa sus partes de mercado. Actualmente bombean el 55% de la producción de la OPEP, que asciende a unos 31 mbd.
Y ello aunque tengan por ejemplo que asumir, en el caso de Arabia Saudí, un déficit presupuestario del 20% del PIB este año, según datos del FMI.
Jamie Webster, analista de materias primas del instituto IHS, explica que la respuesta está en el sólido excedente de cuenta corriente que tienen saudíes, emiratíes, kuwaitíes y cataríes incluso con los precios actuales del crudo, entre 60 y 65 dólares el barril.
Según afirmó este analista, Riad puede aguantar este nivel de precios "más tiempo que nadie", "15 años".
Ni siquiera los numerosos conflictos en la región parecen inquietarle a Arabia Saudí, país que desde fines de marzo lidera una campaña aérea en Yemen contra los rebeldes chiitas y se ha visto además afectado por atentados en su territorio.
"Esa prima de riesgo está ahí, pero por suerte, el mundo se encuentra muy cómodo con el riesgo", apostilló este miércoles el ministro saudí Ali al Naimi en los salones del palacio vienés de Hofburg.

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