PARÍS.- Seis grandes compañías petroleras y
gasistas europeas reclaman una tasa sobre el carbono, para reducir las
emisiones de C02, pero lo que pretenden es penalizar el carbón,
competidor director del gas.
Los firmantes de este llamamiento son Total, BG Group, BP, Eni, Royal Dutch Shell y Statoil, cuyos directivos, invitados al Congreso Mundial de Gas, que se
celebra hasta el viernes en París, multiplicaron las declaraciones para
defender el gas en detrimento del carbón.
El director general de Shell, Ben van Beurden, invitó abiertamente a los gobiernos a que "desincentiven la utilización del carbón".
"La
capacidad para reemplazar el carbón por el gas es esencial", dijo
Isabelle Kocher, delegada general de la empresa francesa Engie (ex-GDF
Suez).
"Es
muy triste ver que la energía del carbón, que se pensaba que era de
otro siglo, haya vuelto con fuerza en algunos países europeos", explicó
por su parte Jérôme Ferrier, presidente de la Unión
Internacional del gas, unos días antes del Congreso.
Y es que el carbón compite directamente con el gas para producir energía.
Desde
hace dos años, el precio del gas es en general tres veces más alto que
el del carbón en Europa, lo que genera "una fuerte competencia" entre
las dos fuentes de energía para unos productores que "siguen reposando
mucho más de lo previsto en el carbón", dice Nathalie Desbrosses,
responsable de análisis de mercado de la energía de la agencia Enerdata.
Las
centrales de gas son menos rentables que las de carbón, y muchas han
tenido que cerrar en Europa estos últimos meses, penalizadas también por
los bajos precios de la electricidad en los mercados de la energía.
El
año pasado en Europa, la demanda de gas cayó un 11%, sobre todo, debido
a la clemencia del invierno que redujo la necesidad de calefacción,
pero se había mantenido relativamente estable los años anteriores.
Mientras
Estados Unidos cuenta con un recurso nacional abundante de gas no
convencional (como el gas de esquisto), los productores europeos tienen
que encontrar salidas fuera, como en Asia donde se sigue utilizando el
carbón de manera generalizada.
De hecho, los recursos del carbón
están mejor repartidos a través del mundo que los de gas, que escapa a
consideraciones estratégico-diplomáticas y precisa menos inversiones en
infraestructuras para ser explotado y transportado.
Al defender la
idea de un tasa al carbono alta y mundial, los gasistas europeos
quieren que, más allá de su compromiso real por el clima, el precio del
carbón se equipare con el del gas.
Y es que el carbón es la
energía fósil más contaminante. Según la agencia Enerdata, una tonelada
de carbón emite 3,5 toneladas de CO2, contra 2,3 toneladas del gas y 2,7
toneladas del petróleo.
"Evidentemente, las compañías petroleras
solo lo hacen para promover el gas, no buscan en absoluto abandonar las
energías fósiles, sino que utilizan la debilidad del carbón", comenta
Lili Fuhr, experta sobre el clima en la fundación alemana Heinrich-Böll.
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