miércoles, 3 de junio de 2015

La tasa al carbono, un combate muy interesado de las petroleras

PARÍS.- Seis grandes compañías petroleras y gasistas europeas reclaman una tasa sobre el carbono, para reducir las emisiones de C02, pero lo que pretenden es penalizar el carbón, competidor director del gas.

Los firmantes de este llamamiento son Total, BG Group, BP, Eni, Royal Dutch Shell y Statoil, cuyos directivos, invitados al Congreso Mundial de Gas, que se celebra hasta el viernes en París, multiplicaron las declaraciones para defender el gas en detrimento del carbón.
El director general de Shell, Ben van Beurden, invitó abiertamente a los gobiernos a que "desincentiven la utilización del carbón".
"La capacidad para reemplazar el carbón por el gas es esencial", dijo Isabelle Kocher, delegada general de la empresa francesa Engie (ex-GDF Suez).
"Es muy triste ver que la energía del carbón, que se pensaba que era de otro siglo, haya vuelto con fuerza en algunos países europeos", explicó por su parte Jérôme Ferrier, presidente de la Unión Internacional del gas, unos días antes del Congreso.
Y es que el carbón compite directamente con el gas para producir energía.
Desde hace dos años, el precio del gas es en general tres veces más alto que el del carbón en Europa, lo que genera "una fuerte competencia" entre las dos fuentes de energía para unos productores que "siguen reposando mucho más de lo previsto en el carbón", dice Nathalie Desbrosses, responsable de análisis de mercado de la energía de la agencia Enerdata.
Las centrales de gas son menos rentables que las de carbón, y muchas han tenido que cerrar en Europa estos últimos meses, penalizadas también por los bajos precios de la electricidad en los mercados de la energía.
El año pasado en Europa, la demanda de gas cayó un 11%, sobre todo, debido a la clemencia del invierno que redujo la necesidad de calefacción, pero se había mantenido relativamente estable los años anteriores.
Mientras Estados Unidos cuenta con un recurso nacional abundante de gas no convencional (como el gas de esquisto), los productores europeos tienen que encontrar salidas fuera, como en Asia donde se sigue utilizando el carbón de manera generalizada.
De hecho, los recursos del carbón están mejor repartidos a través del mundo que los de gas, que escapa a consideraciones estratégico-diplomáticas y precisa menos inversiones en infraestructuras para ser explotado y transportado.
Al defender la idea de un tasa al carbono alta y mundial, los gasistas europeos quieren que, más allá de su compromiso real por el clima, el precio del carbón se equipare con el del gas.
Y es que el carbón es la energía fósil más contaminante. Según la agencia Enerdata, una tonelada de carbón emite 3,5 toneladas de CO2, contra 2,3 toneladas del gas y 2,7 toneladas del petróleo.
"Evidentemente, las compañías petroleras solo lo hacen para promover el gas, no buscan en absoluto abandonar las energías fósiles, sino que utilizan la debilidad del carbón", comenta Lili Fuhr, experta sobre el clima en la fundación alemana Heinrich-Böll.

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