PARÍS.- Desestabilizados por la fragilidad
de la economía china, los mercados financieros acaban de vivir una de
las semanas más angustiosas desde la crisis de 2008, encomendándose de
nuevo a los bancos centrales para superarla.
De Shanghái a París,
pasando por Nueva York o Fráncfort, todas las bolsas cedieron al pánico
el lunes, llegando a perder en algunos casos hasta el 8%, en una sesión
"que podrá calificarse de histórica y de locura total debido a los
excesos cometidos", dice John Plassard, de Mirabaud Securities.
El
conjunto de los sectores de actividad fueron vapuleados en la bolsa,
aunque los fabricantes de automóviles y las materias primas lideraron
las pérdidas, debido a su enorme exposición a la economía china.
Según
Bank of America-Merrill Lynch, la venta de acciones en el mundo
alcanzaron los 29.500 millones de dólares en la semana, lo nunca visto
desde 2002.
El lunes negro dejó una fuerte volatilidad, con un
volumen de intercambios excepcionalmente alto, señal de que muchos
inversores trataban de frenar la hemorragia.
Preocupados por un
indicador menos bueno de lo previsto en la segunda economía mundial, los
inversores empezaron a imaginar lo peor para el crecimiento mundial, no
en vano China representa el 13% del PIB del planeta.
A mediados de agosto ya se habían sorprendido por una inesperada devaluación de la moneda china.
"Los
mercados han exagerado", dice Marc Riez, director general de Vega IM,
que estima que "actualmente no se cuestionan los grandes equilibrios
financieros mundiales" aunque haya "que tener en cuenta la
desaceleración china en las previsiones".
Tras décadas de
crecimiento de dos dígitos, gracias en particular a las exportaciones y
el gasto público masivo en infraestructuras, los motores chinos parecen
gripados.
Y es que la salud de la economía china es fundamental
tanto para los fabricantes de automóviles alemanes como para los
productores de mineral de hierro brasileños o los fabricantes franceses
de leche en polvo.
Sin
embargo, los indicadores económicos de la semana han sido más bien
tranquilizadores, en particular, el crecimiento estadounidense del
segundo trimestre.
"Los inversores no han recuperado totalmente su
tranquilidad pero se dan cuenta de que la reacción quizá ha sido un
poco exagerada", confirma Jean-Louis Mourier, un economista de la
agencia de corretaje Aurel BGC.
Una primera intervención del banco
central chino, el PBOC, y el anuncio de medidas de reactivación
contribuyeron a calmar los ánimos.
"Preocupadas por mejorar la
confianza de los inversores inquietos por las sombrías perspectivas, las
autoridades chinas pasaron de una estrategia de apoyo de la bolsa al
apoyo de la economía real para evitar un aterrizaje brutal", según el
departamento de investigación económica del banco Natixis.
Pero hubo que esperar a los comentarios de la Reserva Federal estadounidense (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE) para pasar, al menos temporalmente, la página de este inicio de semana turbulento.
"La alerta pasó y los banqueros centrales están tomando el control", dice Xavier de Villepion, vendedor de acciones de HPC.
Los
mercados financieros, mecidos desde hace años por las políticas muy
expansionistas de los bancos centrales en el mundo, se han encomendado
de nuevo a las instituciones monetarias del planeta en busca de apoyo.
Ahora
esperan la decisión de la Fed sobre una subida de los tipos de interés,
aunque no sin nerviosismo. Esta decisión podría ser aplazada a causa de
esta última tempestad financiera.
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