WASHINGTON.- El presidente
estadounidense, Barack Obama, debe decidir pronto si renueva por un año
más la base legal del embargo a Cuba o la elimina, un paso que estaría
cargado de simbolismo, pero que, según los expertos, podría anular su
autoridad para relajar las sanciones a la isla mediante decretos
ejecutivos.
Obama ha de decidir antes del próximo 14 de septiembre si prolonga
las sanciones a Cuba bajo la llamada Ley de Comercio con el Enemigo, un
estatuto de 1917 al que John Kennedy recurrió en 1962 para imponer el
embargo económico a la isla y que desde entonces han renovado, año tras
año, los nueve siguientes presidentes de Estados Unidos.
Cuba es actualmente el único país del mundo sancionado bajo esa ley,
que autoriza al dirigente estadounidense a imponer y mantener
restricciones económicas a Estados considerados hostiles.
No obstante, el efecto de esa ley en términos de las sanciones a Cuba
es más simbólico que real porque el embargo se ha reforzado a lo largo
del último medio siglo mediante otros estatutos, incluido uno que
estipula que solo el Congreso puede levantarlo por completo.
A primera vista, Obama entraría en una contradicción si, después de
ocho meses insistiendo en que el Congreso debe levantar el embargo,
decide mantener a Cuba vinculada a la ley que permitió instaurar esa
medida hace cinco décadas.
Pero Robert Muse, un abogado considerado por muchos como el mayor
experto en la legislación estadounidense respecto a Cuba, cree que Obama
estaría haciendo "algo muy peligroso" para su propia política si deja
que caduque la base del embargo.
"Es irónico, pero podría ser contraproducente" si lo hace, aseguró Muse.
"La Ley de Comercio con el Enemigo es, con mucho margen, el estatuto
principal que activa el embargo. Pero también es el único que confiere
la actividad ejecutiva al presidente para relajar el embargo a Cuba",
añadió el abogado, que lleva 25 años asesorando a empresas sobre la
legislación estadounidense respecto a Cuba.
Fue en base a esa ley que Estados Unidos adoptó en 1963 las
regulaciones para el control de activos cubanos, que prohíben toda
transacción financiera con Cuba no autorizada por el Departamento del
Tesoro y que suponen "el 95 % del embargo", indicó Muse.
El embargo quedó codificado como ley en 1996 mediante la legislación
Helms-Burton, que estipula que las restricciones económicas deben
mantenerse en vigor hasta que Cuba cumpla ciertas condiciones, entre
ellas que la familia Castro abandone el poder.
Muse argumentó que, si Obama deja que el 14 de septiembre caduque la
disposición sobre Cuba en la Ley de Comercio con el Enemigo, podría
perder su "flexibilidad para conceder permisos y cambiar las reglas" de
aplicación del embargo, que pasaría a estar en manos del Congreso en
todas sus dimensiones.
Esto sería un paso atrás, según Muse, que aseguró que Obama tiene aún
mucho margen de maniobra respecto a la aplicación del embargo.
"Si Obama usara su autoridad ejecutiva respecto al embargo, éste se
quedaría como un trozo de queso que tiene tantos agujeros que ya no le
queda queso. Sería una reliquia", advirtió.
No obstante, la Administración de Obama ha evitado en los últimos
meses hablar sobre cualquier acción ejecutiva respecto al embargo y ha
insistido en que su fin depende del Congreso, controlado por la
oposición republicana y reticente a actuar en esa área.
En cualquier caso, Obama tendrá que ver también el peso simbólico que
podría tener a nivel político la eliminación de Cuba de esa ley, en un
momento en que acaban de reanudarse las relaciones diplomáticas y
abrirse embajadas en las respectivas capitales.
Amnistía Internacional ha pedido varias veces a Obama que deje
caducar las medidas referentes a Cuba bajo la Ley de Comercio con el
Enemigo, al considerar que eso enviaría al Congreso un mensaje rotundo
sobre la necesidad de levantar el embargo.
"Creo que los activistas que reclaman un mayor acercamiento a Cuba
van a ejercer presión al presidente para que desvincule a Cuba de esa
ley porque considerarán que simbólicamente es un gesto más importante
que el riesgo a lo que Obama pueda hacer con decretos", dijo otro
experto en comercio con Cuba, John Kavulich.
"Si no lo hace, tendrá que explicárselo a la gente y es un tema muy
técnico, que probablemente muchos no van a entender", añadió Kavulich,
que preside el Consejo Comercial y Económico EEUU-Cuba, una organización
que reúne a empresas de todo el país.
En resumen, Obama tendrá que elegir "entre el simbolismo y la ley", apuntó Kavulich.
Muse, en cambio, considera que Obama sí podría renovar fácilmente la
medida y explicar a la opinión pública que está prorrogando su propia
autoridad, "manteniendo vivo" su poder para cambiar las regulaciones
relativas al embargo, como ha hecho en los últimos años.
En 2008, el entonces presidente estadounidense, George W. Bush,
eliminó a Corea del Norte de la Ley de Comercio con el Enemigo, tras el
acuerdo para que Pyonyang divulgara detalles de su programa nuclear.
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