TOKIO.- Japón, cuya economía se contrajo en el pasado trimestre, no acaba de recuperar la forma y la desaceleración china podría agravar la situación. Las nuevas estadísticas publicadas este viernes no dejan mucho espacio a la esperanza.
Aunque
el Gobierno y el Banco de Japón (BoJ) consideran que la contracción
del segundo trimestre es temporal, los japoneses volvieron a reducir sus
gastos el mes pasado (-0,2% interanual). Los analistas esperaban un
aumento del 0,5% tras la contracción del 2% en junio.
Al mismo
tiempo, las esperanzas de inflación se desvanecen. Los precios al
consumo, sin contar los perecederos, se han estancado en este periodo.
Ya nula en febrero, la inflación evoluciona actualmente en torno al cero
por efecto del precio de la energía, aunque el BoJ mantiene su objetivo
de lograr la meta del 2% en 2016.
Si se excluye la alimentación y la energía, los precios subieron un 0,6%.
El
gobernador del banco central, Haruhiko Kuroda, reiteró el jueves su
confianza en un discurso pronunciado en Nueva York. "¿La tendencia a
superar la deflación toca a su fin? No, no es en absoluto el caso",
dijo.
Y eso porque, el aumento de la tasa al consumo, el IVA, que
provocó la recesión en 2014 y la caída de los precios del petróleo "solo
afectan a la inflación temporalmente", estimó el gobernador, que
destacó cambios positivos con la época de la deflación.
Entre
estos cambios, destacan los "beneficios récord" de las compañías
japonesas y el "aumento salarial inédito desde hace dos décadas", en un
mercado de empleo exultante. La tasa de desempleo cayó en julio al 3,3%
de la población activa con condiciones muy favorables para las personas
que buscan trabajo. Por cada 100 demandas de empleo existen 121 ofertas
de trabajo, lo nunca visto en 23 años y medio.
Según muchos economistas, parece inevitable que en los próximos meses haya una nueva expansión de la política monetaria.
"El
índice de precios está a punto de volver a terreno negativo" por
primera vez desde abril de 2013, alerta Junichi Makino, de SMBC Nikko
Securities, para quien la "caída de los precios del oro negro y la
revaluación del yen podrían llevar al BoJ a actuar".
Asimismo, el
gobierno del primer ministro nipón, Shinzo Abe, "podría anunciar un
nuevo plan de reactivación para apoyar una economía tambaleante" y
"evitar que el 'abenomics' descarrile por segunda vez", pronostican los
analistas de Natixi, que alertan del riesgo que se deriva de China.
Los
datos de comercio exterior ya muestran un impacto, pues China es un
socio fundamental. En 2014, Japón exportó el 18,3% de sus bienes (en
valor) al mercado chino, frente al 18,6% a EEUU.
El 54% de las
exportaciones del archipiélago están destinadas a Asia, región
directamente fragilizada por la desaceleración china. "Dados los lazos
estrechos entre Pekín y otros países de Asia, Japón no puede dejar de
verse afectado si China sigue ofreciendo malas noticias en términos de
crecimiento y/o mercados financieros", dice Natixis.
Las
inversiones directas niponas en China son también considerables (4.330
millones de dólares en 2014), y todas las grandes empresas están
implantadas, desde el sector automovilístico (Toyota, Nissan) pasando
por la electrónica (Panasonic), Sony o el comercio (Uniqlo, Aeon).
Ante
el pánico bursátil, el Gobierno ha tratado de calmar los ánimos esta
semana, pese a que el ministro de Finanzas, Taro Aso, se mostró
preocupado por la "brutal" subida del yen ante el dólar.
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