NUEVA YORK.- Wall Street terminó
con un viernes de conciliación una de las semanas más extremas de su
historia, con subidas y bajadas diarias alrededor de los 600 puntos y un
balance, pese a todo, de ganancias semanales.
Un viernes de resultados mixtos y cifras moderadas sirvió como primer
paso hacia la normalidad después de días de verdadera locura: un "lunes
negro" con caídas de cuatro cifras en el Dow Jones posteriormente
corregidas, subidas históricas el miércoles... la volatilidad que ha
caracterizado el 2015 llevada al paroxismo.
Ya que el Dow Jones es apodado el índice de referencia de Wall
Street, sirvan sus fluctuaciones para entender la montaña rusa que ha
sido esta semana de agosto: ese "lunes negro" la caída hacia lo abisal
se llevó 588,47 puntos, que fue continuada por un martes que quiso ganar
pero se dejó 204,91 enteros.
El miércoles llegó el efecto rebote y se ganaron 610,07 puntos,
seguidos de un jueves con unas ganancias de 369,26 unidades. Por eso,
hoy fue entendido como síntoma de salud que, aunque fueran de bajada,
fueran solo 11,83 puntos los que cambió el Dow.
Después de tanto trajín, todo se quedó más o menos en su sitio, o
incluso un poco mejor que hace una semana, cuando cerró el Dow Jones en
16.459,75 puntos, casi 200 menos que los 16.643,01 de hoy.
Así, la contraposición de fuerzas de histeria colectiva por el
deterioro de la economía china y su posterior corrección a marchas
forzadas con medidas de estímulo dejan un regusto de poco raciocinio en
la actuación de los operadores bursátiles de todo el mundo.
Sobrevino por un momento un fantasma de la crisis financiera de 2008,
la sensación de efecto dominó y de no entender qué es lo que está
pasando. Todavía está por ver que no vaya a ser así y, desde luego, el
estado de la economía china debería ser tan preocupante hoy como cuando
los parqués internacionales se sumieron en la máxima ansiedad.
En lo que a Estados Unidos respecta, la crisis de China tuvo una
repercusión directa en el hilo conductor de sus obsesiones
macroeconómicas nacionales: la subida de los tipos de interés que, con
lo que había costado acotarla hacia finales de este año, vuelven a
escurrirse entre los dedos de la Reserva Federal, que nunca llega a dar
por consolidada la recuperación económica del país.
Y en lo que respecta al mundo, la preocupación por el gigante
asiático se suma a la que causan otros gigantes: el de Europa, con
Grecia como punta del iceberg; el del petróleo, que esta semana también
creyó recuperarse parcialmente, y el del dólar, que de tan grande que es
se choca con el techo. Quizá llegue, por fin, el turno de los tamaños
pequeños o medianos.
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