martes, 25 de agosto de 2015

Los agentes externos y la planificación económica / Ángel Tomás *

Estudiar, implantar y desarrollar la economía de una nación sin contemplar previamente la influencia exterior de las del resto, y sin prever los posibles cambios estructurales de la economía global en el futuro (en la mayoría de los casos ocasionados por la implantación de cambios en la propia actividad de las más poderosas), es un error que cometen los gobiernos en casi todos los países durante su gestión temporal.


    La temporalidad de permanencia en el poder que establecen las distintas constituciones, por razones obvias, y la incidencia de las diferentes filosofías económico-sociales de los partidos políticos, hacen inviable la creación a largo plazo de estructuras económicas básicas, susceptibles de adoptar ajustes de protección a que obligan las medidas expansivas y de defensa  que acometen los principales países dominantes.


    La gestión política de un país, en sus distintas facetas, debería olvidarse de modificar de forma unilateral las grandes estructuras económico-políticas, y atenerse a las necesarios e inaplazables a que obligan las nuevas tendencias de expansión o salvación que imponen las potencias dominadoras de la economía globalizada. De lo contrario, los grandes sectores de quienes depende la renta nacional, y más concretamente las empresas creadas con trabajo, investigación y desarrollo continuado a largo plazo, sufrirán un peligroso deterioro ocasionado por los cambios cortoplacistas, y en muchos casos partidistas que, lejos de lograr el bien social, solo consiguen más desempleo y el deterioro de los balances.


    La verdadera y única solución que transmita seguridad, paz y progreso, ha de  centrarse en la implantación de una estructura económica real, sólida y viable, basada en las variadas fuentes propias de riquezas regionales y susceptibles de encajar los cambios a que obligan los grandes movimientos de los mercados.


    Hechos reales, aún vivos, demuestran la necesidad urgente de un cambio de la estructura global,  que ha de empezar por el cambio de la de cada país. Requiere meditación, voluntad, generosidad y espíritu de colectividad, único modo de erradicar el desequilibrio y la necesidad de defensa a los agentes externos. Veamos algunos de evidente realidad que perturban y agitan los mercados:


    PUERTO RICO.- Un Estado siempre dependiente del exterior. Comienza su crecimiento durante el siglo XIX, último de la dominación española. En 1897 se entrega a EEUU mediante la firma de un armisticio,  pasando a ser Estado Asociado a partir del 1900. El Congreso aprueba la Ley Foraker, creándoles un Gobierno Civil Republicano compuesto por funcionarios norteamericanos en exclusiva. Aparece el absentismo y con él la detención del crecimiento iniciado. A partir de 1952, año en que es aprobada la nueva Constitución isleña con nueva fórmula llamada Estado Libre Asociado, se asegura más autonomía, si bien sigue sujeto a las leyes de EE.UU. Sin embargo, hay una gran concesión: "exenciones tributarias" para sus relaciones comerciales recíprocas que propician el inicio de un crecimiento casi espectacular.


    Ante el desplazamiento masivo de empresas norteamericanas, pasados unos años, le son suprimidas las exenciones tributarias. Reaparece de nuevo la crisis sin conseguir la ansiada libertad, y comienza una recesión al no articular estrategias para crecer. La dependencia origina una cómoda pasividad económica, consecuencia de sus años de protección. Esta situación desemboca en un alto desempleo y un endeudamiento de más de 73.000 millones de dólares, totalmente impagables. Al no ser una nación soberana no puede acogerse a la ley de bancarrotas estadounidense ni a ningún mecanismo de protección. Barack Obama niega cualquier posibilidad de rescate, cerrándosele también las puertas del mercado de bonos. Esta situación obliga a Puerto Rico a entrar en "suspensión de pagos", que pudiera calificarse como quiebra técnica.

Es posible que la triste situación fuera el fin de “la cultura de dependencia total”. Es de esperar que se encuentre una salida de alto nivel, renegociando la deuda y obligando a los habitantes de la isla al esfuerzo e iniciativa necesarios para aprovechar su riqueza, fertilidad y excelente ubicación geográfica.


    CHINA.- Segunda economía del mundo cuyo PIB creció alrededor del 12% en su época de mayor esplendor. Sufre su mayor desequilibrio por la influencia inevitable del "agente externo" colectivo más grave de este siglo, la crisis generalizada surgida a finales de 2007 aún no superada en su totalidad. La caída de sus exportaciones desequilibra la balanza exterior y el crecimiento del PIB disminuye al 7,2% a finales de 2014. La industria, también segunda del mundo, se contrae provocando desempleo industrial, con regreso al campo y a la "emigración organizada".


    La devaluación del yuan, la caída y volatilidad del mercado de valores, la de la producción industrial, el crecimiento de la inflación, la bajada de intereses, y el riesgo bancario internacional (algunos de difícil cobro como el de 38.000 millones de dólares a Venezuela), abren la posibilidad de deflación; si bien las medidas adoptadas puedan superarlo: -nuevos tratados de cooperación comercial (destacan los firmados con Rusia, naciones de Oriente Medio, India, 49 comerciales), y Latinoamérica, a estos últimos mediante inversiones en sectores estratégicos, condicionando su ejecución a la intervención de empresas y trabajadores chinos, a cambio de su libre comercio en dichos países,-impulso de las obras públicas, -fomento de la alta tecnología, y la productividad, -promoción de la tecnología verde, -estímulo del consumo interior, -reducción de impuestos a la importación...


    Especial mención merece la EXTENSIÓN DE LOS AUTÓNOMOS AL EXTERIOR. La proliferación internacional de centros de distribución y comercios detallistas, asistidos por personal nativo y abastecidos desde china, han sido una ayuda a su exportación y al desempleo. Sin embargo, han supuesto también un "agente externo" preocupante para los países receptores.

La actual coyuntura China y la precipitación e inseguridad en algunas de las medidas adoptadas por los gestores de su economía,  producen cierta preocupación en las más de 1.400 empresas europeas allí radicadas.

CANADÁ.- Es el país con mejor reputación del mundo, según sondeo del "Instituto de Reputación", en la encuesta llevada a cabo en  2015 entre los países  que constituyen el G-8. Pero también sufre la influencia de "agentes externos" en  deterioro de su economía.

Su crecimiento continuado se ha visto  debilitado por la caída internacional de los precios del petróleo, del que es quinto productor del planeta, y de cuyo sector depende el 10% de su economía.

Aunque durante el primer semestre de 2015 ha habido un retroceso del 0,6%, no puede afirmarse que su economía entre en recesión, ya que "la resiliencia registrada en su mercado laboral", causó un efecto compensatorio que unido a nuevas medidas emprendidas deben compensarla. Sin embargo, puede afirmarse que se dirige hacia una estabilización de su crecimiento. Los resultados reales no se conocerán hasta septiembre, dependientes también de las próximas elecciones federales a celebrar el 19 de octubre.

Ya se han tomado las primeras medidas compensatorias, entre otras: -la revalorización de zonas (como la costa del lago Ontario a desarrollar en un decenio), -la nueva ley de selección competencial de la inmigración, -nuevos intercambios comerciales entre Méjico y EEUU sin retención aduanera (cuyas exportaciones se han incrementado en un 15,6%), -nuevos acuerdos de libre comercio con Europa (como el recién firmado con Ucrania),- el recorte de las tasas de interés del Banco Central de Canadá, ya en el 0,50% .

Sin embargo, la caída del precio del petróleo puede ocasionar recesión, aunque no traería las consecuencias  profundas soportadas por Venezuela, Rusia, Irak o Nigeria. De ser así, aparecería el capítulo negativo de su ejemplar currículum. Existe la posibilidad de que la debilidad del dólar canadiense y la fortaleza del estadounidense potencien  las exportaciones a EEUU.

Ante los efectos perturbadores de los “agentes externos”, también reflejados en la creciente inmigración intercontinental a que obliga el desequilibrio  económico y la insolidaridad, y adaptándonos al pensamiento de Eckhart Tolle, concluyamos: ES NECESARIO LA EMERGENCIA Y SINCRONICIDAD DE UN CAMPO UNIFICADOR DE CONCIENCIA ENTRE LOS SERES HUMANOS, ESENCIAL PARA UNA NUEVA Y EQUILIBRADA ECONONOMIA GLO
BAL.


(*) Economista y empresario español

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