miércoles, 12 de agosto de 2015

China, de rebajas / Primo González *

La mayor economía del mundo (o la segunda mayor, según el baremo que se utilice) no está satisfecha con su divisa, el yuan. Y el Banco Central ha decidido rebajar su paridad frente al dólar en un 1,86% para tratar de frenar el descalabro comercial que reflejaron sus cuentas del pasado mes de julio, cuando las exportaciones registraron un retroceso del 8,3%.

Los movimientos que está protagonizando China en las últimas semanas, los más importantes en torno a la actividad bursátil y la gestión de sus empresas públicas, ponen de relieve un creciente nerviosismo de las autoridades de este país ante el gradual recorte de sus expectativas de crecimiento económico. La dirección en la que están actuando las autoridades chinas apunta en principio a una creciente liberalización, pero la gestión de la economía parece sometida a tensiones inesperadas, que el Gobierno del país está afrontando con un cierto grado de precipitación. Este hecho ha llevado a algunos a temer que China esté incubando una crisis de alcance global que podría tener consecuencias considerables para el resto del mundo.

Con este último movimiento de reducción del valor de su divisa, China se une a otros dos importantes competidores mundiales que aplicaron políticas depreciatorias en los últimos meses, Japón con el yen y la Eurozona con el euro, aunque el movimiento de este martes apenas compensa a China de su apreciación de los últimos meses frente a ambas divisas, ya que el yuan frente al yen se había apreciado más del 20% y frente al euro en torno a un 17%. Los productos chinos se habían encarecido de forma notable en estos mercados.

Estamos, por lo tanto, ante un nuevo episodio de la guerra de las divisas, en la medida en que China pretende recuperar fuerza en el comercio mundial, para remediar el deterioro de sus exportaciones, de las que dependen muchos millones de empleos en este país. Dado que China conserva un apreciable superávit comercial, a pesar de la caída de sus exportaciones en julio pasado, la devaluación de su tipo de cambio no parece que vaya a lograr avances importantes en la corrección de su mermada competitividad. Un escaso 2% de depreciación frente al dólar deja al yuan en una posición todavía de notable fortaleza frente a las demás divisas de otros países competidores, como Corea del Sur, que había mejorado su posición cambiaria frente al yuan chino en torno a un 11% en los últimos meses, dañando de este modo las expectativas y las posibilidades comerciales del gigante chino.

Las autoridades chinas han defendido su decisión como un intento de dotar a la divisa doméstica de una mayor autenticidad en su valor en relación con lo que demanda el mercado. Pero China ha tenido siempre muy controlada su divisa por parte del banco central y generalmente ha fijado un tipo de cambio que favorece sus intereses comerciales con objeto de apoyar las exportaciones y en suma el crecimiento económico. La medida adoptada este martes tiene en todo caso un significado también diplomático, ya que China pretende que el yuan sea incluido en el paquete de divisas internacionales que conforman el valor de los DEG (Derechos Especiales de Giro), la divisa teórica que gestiona el Fondo Monetario Internacional para sus operaciones entre países. Entrar en esta cesta de divisas es un importante paso para Pekin porque situaría a China en la élite de las finanzas globales, aunque para llegar a esa admisión, la liberalización de la divisa china debe mostrar una mayor autenticidad, como le están exigiendo tanto desde el Fondo Monetario como desde algunos países desarrollados y otras organizaciones internacionales.

La actual fase de debilitamiento de la economía de China puede ser el origen de importantes medidas liberalizadoras. China hará todo lo que sea necesario para preservar su ritmo de crecimiento económico por encima cuando menos del 7%.

(*) Periodista y economista

http://www.republica.com/retablos-financieros/2015/08/11/china-de-rebajas/

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