martes, 18 de agosto de 2015

China pretende empobrecer al vecino Japón y a la Eurozona / Luis Alcaide *

Hay noticias relevantes que no siempre merecen la atención de los medios españoles. Es el caso de la compra de Precision Castparts por 37,200 millones de dólares ejercitada por el Fondo Berkshire Hataway, capitaneado por Warren Buffet. Si el rescate griego ha tranquilizado a los mercados, la devaluación del yuan chino ha perturbado las expectativas. ¿Devaluaciones competitivas, medidas de retorsión para frenar la amenaza de más mercancías chinas invasoras?

A juicio del premio nobel Paul Krugman, “el yuan ha es­tado cla­ra­mente in­fra­va­lo­rado hace cinco años pero ahora está so­bre­va­lua­do”, lo que puede ser en al­guna me­dida cierto si nos fi­jamos en la de­pre­cia­ción del euro frente al dólar y el propio yuan, pero que es menos cierto a la vista del su­pe­rávit co­mer­cial de China.

Lo re­le­vante es que la de­va­lua­ción del yuan es­conde una au­tén­tica po­lí­tica mer­can­ti­lista de em­po­brecer al ve­cino ven­dién­doles más de lo que se com­pra. Una po­lí­tica mer­can­ti­lista que apunta hacia Japón y la Eurozona. ¿Qué le pa­saría a Alemania si man­tu­viese la so­be­ranía mo­ne­taria del deu­tsche mark sin la co­ber­tura del resto de países de la zona? Una au­tén­tica sal­va­guardia que España no ha sa­bido uti­li­zar.

China es un su­mi­nis­trador le­jano pero es nuestro tercer su­mi­nis­tra­dor, sólo su­pe­rado por Alemania y Francia. Un socio co­mer­cial uni­di­rec­cional cuyas ventas a España su­ponen el 10% de nues­tras im­por­ta­cio­nes. En los cinco pri­meros meses de 2015 las ex­por­ta­ciones chinas hacia España han cre­cido a una tasa del 24,6% con re­la­ción al año an­te­rior. Ninguna otra mag­nitud eco­nó­mica ha re­gis­trado se­me­jante pu­janza.

El dé­ficit co­mer­cial con China equi­vale al 80% de nuestro dé­ficit co­mer­cial y si las alarmas sobre el dé­ficit co­mer­cial global no se han dis­pa­rado ello es de­bido a que la fac­tura del pe­tróleo ha ba­jado en un 40%. Observemos por otro lado que con Francia te­nemos su­pe­rávit co­mer­cial y que con Alemania nues­tras ventas de mer­can­cías y ser­vi­cios tu­rís­ticos equi­li­bran los co­bros y pagos entre los dos paí­ses.

Rescate grie­go
El en­ten­di­miento entre la troika y el go­bierno griego no deja de ser una buena no­ti­cia. Entre las exi­gen­cias im­pues­tas, el equi­li­brio pre­su­pues­tario en primer lugar es la única ma­nera de mo­der­nizar el mo­delo pro­duc­tivo y sobre todo co­rregir una ad­mi­nis­tra­ción del Estado co­rrom­pida por el clien­te­lismo que han im­puesto los par­tidos po­lí­ti­cos. Un clien­te­lismo de­pre­dador del que ha­bría dicho Carlos Marx que “porta en sí mismo la se­milla de su propia des­truc­ción”.

El com­pro­miso del go­bierno griego de con­vertir a su Instituto de Estadística en una agencia in­de­pen­diente es un an­tí­doto contra la fal­si­fi­ca­ción de las ci­fras y los falsos men­sajes del par­tido en el go­bierno de turno.

La compra de Precision, un me­ta­lúr­gico de base, cuyos in­gresos se ge­neran vía los su­mi­nis­tra­dores de la in­dus­tria es­pa­cial (United Technologies, Rolls Royce y es­pe­cial­mente General Electric) es una apuesta por el cre­ci­miento de la in­dus­tria, má­xime cuando se ha pa­gado esa for­tuna.

La apuesta de Buffet
Una apuesta fi­nan­ciera por otro lado porque las ac­ciones de Precision, a causa de los me­nores su­mi­nis­tros a la in­dus­tria mi­nera y pe­tro­lera, ha­bían ba­jado en un 30%. La compra es un ex­ce­lente ar­bi­traje por parte de Buffet que apro­vecha un des­censo a corto plazo de las ac­ciones para for­ma­lizar una arries­gada apuesta en un ho­ri­zonte a largo plazo.

Las pre­vi­siones de Buffet se basan en unas com­pras po­ten­ciales de 38.000 jets en los pró­ximos veinte años que se su­ma­rían a los 21.000 ac­tual­mente en ser­vi­cio; una apuesta por un cre­ci­miento ro­busto y con­ti­nuado del trans­porte y del tu­rismo mun­dial.

Hechos y no­ti­cias en este ve­rano me­teo­ro­ló­gi­ca­mente bi­polar de ca­lores ex­tremos y tor­mentas e inun­da­cio­nes, mien­tras el FMI nos envía la ad­ver­tencia de que nuestro mo­delo de cre­ci­miento eco­nó­mico tiene un corto re­co­rrido.

(*) Economista del Estado (España)

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