LONDRES.- El gobierno conservador británico
anunció este martes que meterá en la carcel a los extranjeros que
trabajen sin permiso y cerrará los negocios que los empleen, en un
intento de restar atractivo a inmigrantes como los de Calais.
"Si
estás aquí ilegalmente, vamos a tomar medidas para impedir que trabajes,
alquiles un apartamento, abras una cuenta bancaria o conduzcas un
coche", amenazó James Brokenshire, secretario de Estado británico de
Inmigración. "Los trabajadores ilegales podrían ser condenados a la
cárcel y quienes los empleen ver sus negocios cerrados, su licencia
revocada o ser juzgados si continúan violando la ley", agregó.
Además,
de acuerdo con un anuncio anterior del gobierno, los salarios de los
trabajadores extranjeros irregulares serán embargados y quienes les
alquilen viviendas podrían también acabar en la cárcel.
Todas
estas propuestas se incluirán en el nuevo proyecto de ley sobre
inmigración que el gobierno tiene la intención de presentar en otoño.
La
buena situación económica ha atraído a Reino Unido a miles y miles de
personas de la Unión Europea y de todo el mundo y ha frustrado la
promesa electoral del primer ministro David Cameron de reducir la
inmigración.
En 2014, la migración neta -llegadas de extranjeros
menos salidas de británicos- se situó en 318.000 personas, el 50% más
que en 2013, cuando Cameron había prometido reducir esta cifra por
debajo de los 100.000.
Entre tanto, miles de refugiados e
inmigrantes de Oriente Medio, África y Asia están hacinados en el puerto
francés de Calais con la esperanza de dar el salto a Reino Unido,
recurriendo a los métodos más desesperados, como esconderse en los bajos
de los camiones que atraviesan el canal de la Mancha.
En
sus cinco años y poco de gobierno, Cameron ha arremetido otras veces
contra los inmigrantes irregulares, como con la polémica iniciativa de
las furgonetas invitándolos a irse -"vete a casa o serás detenido"- y
animando a denunciarlos que se pasearon por todo el país.
Pero
para el UKIP (Partido para la Independencia de Reino Unido), que ha
hecho de la protesta contra la inmigración su bandera, estas últimas
propuestas son las más "estúpidas". "Debe ser la semana en que se
publican las cifras netas de inmigración, porque este anuncio es una de
las ideas más estúpidas" del gobierno, dijo Steven Woolfe, eurodiputado y
portavoz del UKIP en asuntos de inmigración.
"Enviar a la cárcel a
los inmigrantes que trabajan ilegalmente costará una fortuna, ejercerá
más presión en el sistema carcelario y saturará más los tribunales",
añadió. "En vez de eso, el gobierno debería deportarlos", sostuvo
Woolfe.
Las autoridades locales
francesas han atribuido en varias ocasiones la situación de Calais a la
supuesta complacencia británica con los inmigrantes indocumentados.
Theresa
May, la ministra de Interior, dijo recientemente en el Parlamento que
Reino Unido debe "convertirse en un lugar menos atractivo para la gente
que viene a trabajar ilegalmente".
Para Don Flynn, director de la
Red de derechos de los inmigrantes (Migrants' Rights Network), las
medidas anunciadas en las últimas semanas "responden a la estrategia
gubernamental de crear lo que el mismo gobierno ha llamado un entorno
hostil".
Flynn estimó que el número de personas sin papeles entre los 400.000 y los 600.000.
El
gobierno "no va a arrastrar a todos los indocumentados de Reino Unido
ante el juez", sino que "tienen como blanco lo que nosotros describimos
como las frutas que cuelgan bajas", a mano, es decir, los negocios que
dependen del trabajo informal, con pocos beneficios y propensión a no
tener los papeles en orden.
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