MADRID.- Venezuela y Arabia Saudí lideraron la lista de clientes de España en
la venta de material de defensa en los últimos cinco años. Ambos países,
junto a Australia, se han convertido en los tres importadores no
europeos más destacados por sus inversiones en aviones, buques de guerra
y patrulleros de vigilancia marítima fabricados por empresas españolas.
El volumen de negocio alcanzado con Venezuela y Arabia Saudí desde 2010
hasta 2014, coincidiendo con un incremento exponencial de la factura
armamentística nacional, fue de 1.730 millones de euros, un 10% del
total, pese a que el país iberoamericano está sujeto a un embargo
provisional por parte de la Unión Europea para la adquisición de
determinado material por su «inestabilidad interna».
Según los datos facilitados por la Secretaría de Estado de Comercio,
los tres clientes destinaron las compras sobre todo a rearmar sus
ejércitos. Cada uno por sus propias circunstancias geopolíticas y
económicas. En el caso de Venezuela para proteger los yacimientos
petrolíferos de sus costas; Arabia Saudí pensando en la porosidad de sus
desérticas fronteras con Omán y Yemen, país en guerra civil donde el
Ejército saudí está llevando a cabo una intervención; y Australia en
línea con el rearme en la región Asia-Pacífico, la zona donde más ha
crecido el gasto militar mundial.
Entre 2010 y 2012, Venezuela encabezó la lista de importadores de
material de defensa español, con más de 960 millones de euros. Adquirió
cuatro patrulleros de costa construidos por Navantia, sociedad pública
perteneciente a la SEPI, y tres buques de vigilancia marítima. Pero el
embargo temporal impuesto sobre artículos de defensa personal (material
antidisturbio, sobre todo) afectó al comercio bilateral y disminuyó la
factura a tan solo 27 millones en los dos últimos ejercicios, 2013 y
2014. Esta situación, como es lógico, redundó en la autorización de
nuevas licencias industriales por parte del Gobierno español y en la
demanda venezolana.
Cerca del volumen de negocio con este país se encuentra Arabia Saudí.
Pero en su caso las relaciones comerciales con España han ido de menos a
más. En los dos últimos ejercicios se han realizado expediciones de
material de defensa por casi 500 millones, situándose como tercer
cliente español. Los ‘petrodólares’ se destinaron a tres aviones de
reabastecimiento en vuelo, mientras que en los años anteriores,
2010-2012, apenas se gastaron 31 millones en repuestos, armas ligeras o
munición.
La previsión de ventas en 2015 serán buenas, ya que el Gobierno
autorizó licencias por valor de 69 millones el pasado curso, a lo que se
suman los pedidos pendientes. Asimismo, los convenios de colaboración
militar entre ambos países -entrenamiento de pilotos saudíes para
Eurofighter, cazas y aviones de carga- y las buenas relaciones entre las
realezas incrementarán a buen seguro el comercio bilateral.
Por ejemplo, uno de los asuntos pendientes es la compra de 250
tanques Leopardo (fabricados por Santa Bárbara Sistemas) que lleva
negociándose desde 2011. Una operación valorada en 3.000 millones que no
se ha acabado de concretar. Las razones son problemas operativos y
trabas burocráticas con el fabricante original del carro, Alemania.
El caso de Australia es más singular. En el último lustro se ha
convertido en el primer importador no europeo después de facturar 1.703
millones, casi tanto como Venezuela y Arabia Saudí juntos. La razón son
la expedición de tres aviones de reabastecimiento en vuelo y dos buques
de guerra. Asimismo, se autorizaron licencias (proyectos de
construcción) por 523 millones en 2014 para buques de guerra y
tecnología.
La buena sintonía entre España y Australia destaca por la cantidad de
programas navales en curso y la presencia de Navantia en suelo
oceánico. Solo hasta 2020 este país tiene previsto invertir 20.000
millones de dólares en sistemas de defensa, es el séptimo importador
mundial de armamento y su gasto militar según PIB ya está por detrás de
China, Japón y Corea del Sur en la región Asia-Pacífico. Por vez primera
un ministro de Defensa español, Pedro Morenés, visitó Australia en
febrero de 2013.
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