lunes, 31 de agosto de 2015

La economía y la divisa chinas dejan en "rojo" a las Bolsas del Sudeste asiático

BANGKOK.- La desaceleración de la economía china y la devaluación del yuan determinaron que las bolsas de valores del Sudeste asiático cerrasen agosto con pérdidas, por encima de otras razones como el petróleo o los tipos de interés en Estados Unidos.

China es el principal socio comercial de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) con un volumen de intercambio que ambas partes prevén alcanzará los 500.000 millones de dólares (444.858 millones de euros) en 2015.
La ASEAN está formada por Birmania (Myanmar), Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam.
Esta relación explica la reacción de las principales plazas bursátiles del Sudeste asiático en agosto: Singapur (-8,78 %), Filipinas (-5,98 %), Indonesia (-6,10 %), Malasia (-6,41 %), Tailandia (-4,71 %) y Vietnam (-9,07 %).
La misma tendencia se vivió en las plazas de Asia Oriental este mes: Shanghái (SHCOMP -12,49 %), Hong Kong (HSI -12.04 %), Corea del Sur (Kospi -4,37 %) y Japón (Nikkei -8,23 %).
El cómputo de los últimos doce meses también sale negativo en el Sudeste Asiático para todos menos para uno: Singapur (-12,19 %), Filipinas (0,68 %), Indonesia (-12,21 %), Malasia (-13,58 %), Tailandia (-13,27 %) y Vietnam (-11,29 %).
Agosto empezó con los inversores atentos al precio del crudo, cuyo preció acabó el mes casi inalterado respecto al comienzo pese a sufrir fuertes caídas, y la prevista subida de los tipos de interés en EEUU en una fecha que aún debe anunciar la Reserva Federal (Fed).
Las jornadas transcurrieron en esta tónica, sazonadas por datos económicos desalentadores de las dos primeras economías del mundo, hasta el 11 de agosto, cuando China devaluó un 1,86 % la cotización del yuan con respecto al dólar estadounidense.
Al día siguiente, el Banco Popular de China (emisor) rebajó el yuan otro 1,62 %,; y el 13 de agosto, un 1,1 % más, para, a continuación, dar por concluido el ajuste y la reforma del sistema cambiario.
"China no es una economía más. Es una economía de 10 billones de dólares y cualquier acción que adopta en su política monetaria afecta al mundo entero", recordó el analista Goh Eng Yeow en el diario singapurense The Straits Times.
La devaluación del yuan coincidió además con la difusión de datos que reforzaban la impresión de una desaceleración más pronunciada de lo previsto en la economía china.
La polémica estaba servida: unos analistas hablaron de guerra de divisas, otros reclamaron a Pekín medidas para reactivar la economía y los más alarmistas vaticinaron una nueva crisis mundial "made in China".
Estos comentarios y otros similares alimentaron la inquietud y la volatilidad en los mercados, que bajaron una jornada tras otra.
"Wall Street vive un viernes negro que remata su peor semana en cuatro años" (día 21). "La Bolsa de Shanghái sufre su mayor caída en ocho años y entra en pérdidas anuales" (día 24), fueron titulares de prensa esos días.
"La caída de China es real, y no se restringirá solo al mercado bursátil. Durante los últimos treinta años, China ha disfrutado el lado bueno del capitalismo. Ahora tendrá que navegar por el reverso", apuntó el economista australiano Steve Keen el 24.
Las autoridades chinas actuaron con celeridad para cortar la sangría bursátil: el 25 bajaron los tipos de interés en un cuarto de punto e inyectaron en el sistema bancario 23.400 millones de dólares (19.430 millones de euros) y el 26 aportaron otros 21.800 millones de dólares (20.856 millones de euros).
La última jornada bursátil en el Sudeste asiático concluyó hoy con sentimiento mixto, resultado que aplaza para septiembre la comprobación de si los mercados han pasado página o se preparan para una secuela.

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