ANKARA.- La escalada de
violencia en Turquía, con noticias casi diarias de explosiones y
muertes, las amenazas del grupo Estado Islámico y la crisis de
refugiados golpean con fuerza al turismo turco, afectado ya por la
crisis en Rusia.
Según el Instituto Turco de Estadísticas (TUIK), el ingreso por
turismo del país cayó en el pasado trimestre hasta los 7.700 millones de
euros, un 13,8 por ciento menos que en el mismo periodo del año pasado.
Entre enero y junio de 2015, las pérdidas del sector alcanzaron los
1.200 millones de euros, en comparación con el primer semestre de 2014.
De acuerdo con los inversores en el sector, que han instado al
gobierno turco a elaborar con urgencia un plan de acción para atraer a
visitantes extranjeros, el turismo del país euroasiático perderá este
año cerca de 5.000 millones de euros.
A juzgar por las crecientes cancelaciones de reservas, se teme que
las pérdidas sean aún mayores en 2016, en uno de los países más
turísticos del mundo, con 42 millones de visitantes en 2014.
En reacción a las exigencias del sector, el ministro turco de
Turismo, Omer Celik, ha anunciado el pasado fin de semana que prolongará
hasta fines de noviembre una subvención de 6.000 dólares para el
combustible de los vuelos de operadores de giras que lleven a Turquía
visitantes desde Rusia, Irán y las repúblicas del centro de Asia.
Antes de desatarse la crisis económica rusa, unos 4,5 millones de
turistas viajaban cada año de Rusia a Turquía, cifra que se calcula ha
caído en cerca de un 30 por ciento.
Según Cem Polatoglu, portavoz de la plataforma que aglutina a los
operadores de giras turísticas, el país habría estado hasta cierto punto
preparado para la crisis en Rusia.
Pero no ocurre lo mismo con la reciente escalada de la violencia, con
ataques casi a diario de la guerrilla kurda Partido de los Trabajadores
del Kurdistán (PKK), operaciones del ejército, la amenaza del grupo
yihadista Estado Islámico (EI) y cada vez más refugiados en las calles.
La situación tras romperse el alto el fuego y el proceso de paz entre
el PKK y el Estado turco el pasado 24 de julio, después de un mortífero
atentado del EI contra activistas kurdos, es ahora el mayor problema
que afecta al turismo.
La popularidad de las provincias del sureste del país en las que se
concentra la población kurda de Turquía había aumentado en los últimos
dos años gracias al ambiente pacífico que reinó desde el alto el fuego
declarado por el PKK en marzo de 2013.
Se acabaron ahora las giras de turistas en la región, que durante ese periodo fueron más de mil trescientas, según Polatoglu.
En un comunicado publicado el fin de semana, el Sindicato de agencias
de viaje de Turquía (TURSAB) ha advertido de una avalancha de
cancelaciones debida a los atentados terroristas y la incertidumbre
política, y de que la situación es aprovechada por otras regiones
competidoras.
"Los países del Mediterráneo usan eso y dicen que Turquía no es un
país seguro", dijo Riza Gencay, jefe de la región del Egeo del TURSAB,
en la nota.
Según indicó al diario Milliyet Hakan Alpay, director general del
hotel Hilton Resort Dalaman, el número de ciudadanos británicos que
visita la región de Dalaman, en la costa del mar Egeo, ha descendido en
un 5 por ciento y se teme un retroceso mucho mayor en 2016.
"Hay una caída del 3 por ciento en el número de turistas holandeses,
del 20 por ciento de belgas, 22 por ciento de daneses, 15 por ciento de
suecos, 10 por ciento de irlandeses y 13 por ciento de noruegos. Los
lugares turísticos están perdiendo dinero", dijo Alpay.
"Ya se han vendido un 30 por ciento de los hoteles de Antalya (el lugar más turístico de Turquía)", añadió.
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