VIENA.- La lucha de la Organización de Países Exportadores de Petróleo para arrebatar cuota de mercado a sus rivales podría verse a día de hoy, con unos precios del petróleo por debajo de los 50 dólares el barril, como un fracaso. Pero, otra imagen muy distinta podría darse en 2016.
El próximo año se espera que los suministros procedentes de los países no miembros de la OPEP comiencen a contraerse,
lo que pasaría por primera vez de 2008, dejando de bombear hasta
200.000 barriles al día, según la Agencia Internacional de la Energía,
(IEA por sus siglas en inglés). Este hecho, sumado al crecimiento del
consumo en 1,4 millones de barriles al día, podría ser aprovechado por
Arabia Saudí y sus socios para ampliar su cuota de mercado.
“Declarar su política de fracaso es un gran salto”, explica Greg
Sharenow, vicepresidente ejecutivo de Pacific Investment Management. “No
creo que se deba analizar el plan saudí y de la OPEP con la vista
puesta en seis o doce meses. En el largo plazo, lo que se va a ver es una
menor oferta fuera de la OPEP, una mayor demanda y una mayor
participación en el mercado para ellos”, continúa.
La OPEP decidió en noviembre de 2014 separarse de su tradicional
política de ajustar la oferta para administrar los precios, anunciando
que mantendría la producción para defender su posición en el mercado. El
colapso de los precios del crudo han puesto a prueba esa decisión, ya
que desde entonces han caído más de un 45 por ciento debido al exceso de
oferta a nivel global.
La cuota de mercado de la OPEP se redujo en 2014 a su nivel
más bajo en la última década como consecuencia de la creciente
producción de los pozos de esquisto de Estados Unidos. Sin
embargo, la fuerte caída del Brent podría resultar beneficioso para el
grupo de 12 miembros dado el mayor coste de producción que soportan sus
competidores.
“El peor momento para la estrategia de Arabia Saudí fue cuando los
precios subieron a 60 dólares el barril, y parecía que se iban a quedar
allí, debido a que el resto de productos podrían aprender a vivir con
ese nivel de precios”, indicó Paul Horsnell, jefe de investigación de
materias primas de Standard Chartered. “Para que la estrategia funcione,
necesita una corrección a la baja aún mayor en los precios”.
Muchas compañías de shale de Estados Unidos cuentan con unas abultadas deudas que permitieron el auge de la industria. Los
pagos de intereses de la deuda de 235.000 millones que ha calculado
Bloomberg que tienen que hacer frente en el corto plazo, llevará a la
desaparición de algunas empresas mientras que otros operadores encontrar
la forma de reducir costes y aumentar la eficiencia. De hecho, los productores de Bakken, EEUU, podrían resistir un precio de 30 dólares el barril. Sin embargo, cuanto más tiempo sigan bajas las cotizaciones del crudo, mayor será la presión para los productores de esquisto.
La Administración de Información de Energía de Estados Unidos (EIA por sus siglas en inglés), en su último informe mensual, ya ha pronosticado una caída de la producción de shale gas en septiembre.
Sin embargo, esta estrategia no beneficia a todos los países de la OPEP. Irán ya ha mostrado su interés en que haya una reunión extraordinaria de la OPEP para tratar el tema de los precios.
Argelia, Libia, Irak, Nigeria y Venezuela (que apuesta por sumar a
Rusia a la reunión) también son de la misma opinión. Sin embargo,
responsables de Iraq y de la propia OPEP ya han negado que esa reunión
se vaya a producir.
Arabia Saudí no es inmune a las consecuencias de la caída de los precios del petróleo. El
Gobierno del reino árabe está tratando de recortar su presupuesto en
miles de millones para el próximo año, después de que su déficit haya
alcanzo su mayor nivel desde 1987. Sin embargo, para el país y
para otros grandes productores, la alternativa, es decir, recortar la
producción, podría tener peores consecuencias: ceder cuota de mercado y
la pérdida de ingresos a largo plazo, mientras que el apoyo a los
precios resultante estimularía la producción de esquisto de EEUU,
inflando el excedente de oferta, igualmente, según Societé Generale.
“Se trata de un juego de año, no de meses”, indicó Mike Wittner, jefe
de investigación de petróleo de Societé Generale. “Solo tienen que ser
pacientes”.
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