MONTEVIDEO.- Uruguay quiere
seguir siendo la Suiza de América, como modelo de convivencia, y a la
vez jugar la baza de potencia alimentaria proveedora mundial de
productos de calidad, dijo el canciller Rodolfo Nin Novoa.
En una entrevista, con motivo del Día Nacional de Uruguay en la
Exposición Universal de Milán, el 25 de agosto, Nin Novoa dijo que su
país es capaz de dar de comer a 30 millones de personas cuando su
población apenas alcanza los tres millones y medio, y destacó la
fortaleza y el arraigo democrático sus instituciones.
Nin, que preside el Instituto Uruguay XXI, responsable de la
promoción económica internacional y del pabellón en la Expo de Milán,
defendió la presencia de su país en un certamen de estas
características, al que por primera vez acude con edificio propio, como
parte de su estrategia de inserción internacional.
Considera el responsable de la diplomacia uruguaya que la misión de
su gobierno es promover que el país salga al mundo y que, por este
motivo, la Expo de Milán "es una vidriera muy importante para
conseguirlo".
"El mundo quiere saber que es lo que está comiendo y Uruguay puede
garantizar la trazabilidad de sus alimentos y la inocuidad que ese
proceso conlleva", recalcó el ministro, que puso como ejemplo el sistema
tecnológico implantado para seguir la evolución de una res desde que
nace hasta que la carne llega al restaurante.
De tal manera que incluso puede saberse "de donde vino esa carne, de
donde vino el animal y hasta el nombre y la cara del productor que lo
crió".
Preguntado por la capacidad del Uruguay para ser reconocido
internacionalmente no solo por sus alimentos sino también por otros
elementos menos tangibles, Nin resaltó que la idea de finales del siglo
XIX que lo consideraba la Suiza de América sigue vigente "desde el punto
de vista de la institucionalización democrática y del valor de la
fortaleza de sus órganos de representación.
"Es muy difícil ver en otro país que no sea Uruguay -aseveró- a
políticos de partidos distintos compartiendo actividades conjuntas; eso
pasa solo aquí, es un hecho diferencial", "como lo fue el ser el primero
de América en otorgar el voto femenino".
Por ello defendió que el sistema político uruguayo es "muy respetuoso
con las normas, con los comportamientos y con las discusiones y donde
los debates se afrontan con gran altura", y a su vez "está apegado al
derecho internacional, a la solución pacífica de las controversias, a la
contribución para la paz, y a la participación en misiones de paz en el
mundo, en las que Uruguay tiene un gran prestigio".
Recordó igualmente la naturaleza progresista de su gobierno, "de
izquierdas pero sensato, que mira la realidad universal, no se ata a
dogmas y es capaz de introducirse en los vericuetos más hondos de la
discusión política, económica o social del mundo".
Sobre la labor de Uruguay XXI resaltó su rol de promoción
internacional y manifestó que no es casualidad que el instituto esté
bajo el paraguas de su Ministerio, porque "para su labor de promoción se
basa en la estructura de la Cancillería, con 53 representaciones
diplomáticas que dan soporte a la difusión de los valores culturales,
económicos y sociales del Uruguay".
"Uruguay es un país que necesariamente tiene que salir a vender sus
productos a un mundo complejo y competitivo, en el que otros grandes
jugadores mueven sus fichas y a veces nos desacomodan un poco, como
cuando no podemos avanzar en los tratados de desgravación arancelaria".
En este sentido, puso como ejemplo a Nueva Zelanda y Australia con
respecto a China, "que han firmado tratados de libre comercio y tienen
mayores facilidades de acceso mientras que nosotros tenemos que pagar
aranceles y hacer frente a más fletes y más seguros, por lo que se
vuelve un poco más cara nuestra producción, solo compensada por nuestra
calidad, que es una garantía para los consumidores".
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