Paso a paso,
de forma casi silenciosa, Uruguay, crece como destino de interés
relevante para las empresas y la inversión española. El atractivo para
las compañías hispanas, impulsado durante la presidencia de un José
Mújica que actuó como activo embajador económico de su país en el
exterior, continúa con su sucesor, Tabaré Vázquez. El nuevo mandatario,
también del Frente Amplio, que ganó las elecciones en abril y que ya fue
jefe del Estado entre 2005 y 2010, tiene entre sus prioridades impulsar
las infraestructuras, algo para lo que cuenta con la inversión
exterior.
La
inversión española en Uruguay registró además un impulso
adicional en 2012, tras la expropiación de Argentina a Repsol, ya
que varias empresas se trasladaron a ese país huyendo de la
inseguridad jurídica, la arbitrariedad política y la
desaceleración en Buenos Aires.
En realidad, el interés inversor por Uruguay viene aumentando desde 2010, tras una etapa de estancamiento. Sin ser destino de primer orden como sus vecinos Brasil, Chile, Colombia y Perú, debido a la pequeña dimensión de su mercado, la república oriental ha conseguido forjarse una imagen de economía consolidada y abierta con garantías para el capital exterior y oportunidades en algunos sectores, lo que unido a su estabilidad política y económica y a su proximidad a los mercados argentino y brasileño ha impulsado su atractivo para el capital foráneo. Y a reforzar el atractivo contribuyó en 2011 de la Ley de asociación público-privada.
A día de hoy, las mayores expectativas se centran en las infraestructuras, pero el desembarco hispano en el país toca todos los sectores. Si antes de asumir la Presidencia, Mújica colocaba la revitalización de la infraestructura como tema prioritario para el desarrollo, con reconstrucción de redes viales, férreas y la construcción de un puerto de aguas profundas, el ex mandatario admitía al final de su mandato que fracasó en un capítulo que ahora Tabaré Vázquez deberá retomar para impulsar el crecimiento de un país que se desacelera desde 2013, cuando avanzó el 5,1% y que apenas crecerá este año el 2,6% (3,5% de 2014).
Pese a su rigor en el manejo de las cuentas, el Gobierno Mújica concluyó con un déficit fiscal que en 2014 alcanzó el 3,5% del PIB, un nivel no visto desde la crisis de 2002. Y ello, pese a que la economía mantuvo durante el mandato de Mújica un avance medio anual de 5,4% que ayudó a rebajar el paro al 6,5%. Consciente de la necesidad perentoria de actualizar la infraestructura, cuyo deterioro frena crecimiento y exportaciones, a fines de julio Tabaré anunció una inversión de 12.000 millones de dólares en obras públicas, dentro de un plan en el que la parte privada tendrá menos peso que en los proyectos de Mújica: el 66% de los fondos tendrá origen público. “La inversión es condición necesaria para sostener el crecimiento de los últimos diez años”, indicó.
Del montante previsto, a energía irán 4.230 millones, de ellos 1.740 millones a impulsar energías renovables (eólica, solar y biomasa), un segmento en el que las firmas españolas están muy presentes en el país. Otros 2.360 millones se destinarán a infraestructuras de transporte, distribuidos en 740 millones para participación público-privada, 1.590 millones para el Ministerio de Transporte y Obras Públicas y 30 millones para las concesiones de las rutas 5 y 8.
A infraestructura social (educativa, hospitalaria…) irán destinados 1.870 millones; a vivienda 1.320 millones; a comunicaciones 750 millones; a agua y saneamiento, 550 millones y a mejora de puertos 550 millones. Para la red ferroviaria habrá 360 millones, de ellos 90 para el proyecto PPP Algorta-Fray Bentos. Y en breve se anunciará una propuesta para el puerto de aguas profundas, no incluido en el plan. Según Tabaré, el plan inversor busca posicionar a Uruguay como polo logístico y “todas las obras son prioritarias”.
Necesidad urgente
Pese a disfrutar de una década de expansión y a los esfuerzos de Mújica, Uruguay mantiene un triste panorama en infraestructura: carreteras deterioradas por el tránsito de camiones de carga, una red ferroviaria obsoleta y puertos que precisan adecuación. Una situación que resta competitividad, desalienta inversiones y plantea el riesgo de un colapso logístico. El país necesita de forma urgente inversiones por 3.000 millones.
El nuevo ministro de Economía, el ex vicepresidente Danilo Astori, aclaró que el endeudamiento no es la base de la financiación del plan de obras y destacó el marco de seguridad jurídica para la inversión foránea. “La confianza es uno de los capitales intangibles que permiten a Uruguay encarar las dificultades”, dijo, para indicar que el interés por acoger firmas españolas se mantiene.
Antes del verano, ya el ministro de Exteriores, Rodolfo Nin, destacaba tanto el rol de Uruguay como “atractivo” destino de inversión para las empresas españolas, principalmente en infraestructuras, renovables y nuevas tecnologías, como la posición de enclave estratégico que tiene España en la UE para el acceso uruguayo a un mercado de 500 millones de personas. “Tras Argentina y Brasil, España es el origen más importante de la inversión en Uruguay y la tendencia es creciente, con énfasis en energía renovable”.
Mientras las constructoras esperan detalles del nuevo plan, la inversión hispana en Uruguay avanza. En 2014 Viscofán abrió una planta con una inversión de 37 millones; Abengoa se adjudicó en consorcio la construcción de una cárcel; Iberia recuperó la operación de vuelos a Montevideo, que ayudará a impulsar el turismo en el país, y Grupo Cortefiel inauguró su primera tienda. llaollao acaba de anunciar la apertura de más puntos de venta y la gallega Espina Obras Hidráulicas ha ganado el concurso para ampliar la red de saneamiento de Ciudad de la Costa, en UTE con Aqualia (FCC).
Uruguay, por otro lado, está desarrollando con fuerza en los últimos años, y con amplia participación española, su matriz de renovables, con la meta de reducir su dependencia eléctrica de Argentina y Brasil. Así, Abengoa, que en 2013 fue seleccionada para la construcción, puesta en marcha y mantenimiento 20 años del parque eólico de 70 MW en Salto (165 millones), inauguraba en 2014 el parque Talas del Maciel II (Flores), con una inversión de 127 millones. Abengoa, que opera allí desde 1980, tiene un tercer parque en Tacuarembó.
R del Sur, filial de Alarde, ha inaugurado el Parque Eólico Maldonado y Gamesa anunció en 2014 la construcción de parque eólico llave en mano de 70 MW ubicado en Florida y Treinta y Tres, que será operativo en 2016. Por su parte, Solarpack ha cerrado un acuerdo con la norteamericana Sunedison para la venta de una central fotovoltaica de 26 MW, un proyecto que será financiado y construido por la española. Tambien el año pasado Solaria Energía suscribió dos contratos para sendos proyectos solares de 20 MW en el país.
En Uruguay hay ya instaladas algo más de 100 empresas españolas de casi todos los sectores, entre ellas BBVA, Santander, Telefónica, Mapfre, OHL, Abengoa, Sacyr, Adecco, Aqualia, Air Europa, Avanza, Cementos Artigas, Cobra, Santillana, Planeta, Gamesa, Inditex-Zara, Tryp, NH, Iberia, Indra, Isolux, Prosegur, Typsa, Espina Obras Hidráulicas y Viajes El Corte Inglés. El último informe “Panorama de la Inversión Española en Iberoamérica” destacaba a Uruguay como uno de los países donde las firmas españolas prevén aumentar su inversión, junto a México, Colombia, Perú, Brasil y Cuba.
En 2014, y siguiendo la tónica general en la región de retroceso, la IED cayó el -9% en Uruguay, a 2.755 millones, un descenso inferior al de su vecino Argentina (-41%). España fue el cuarto inversor exterior ese año, con 132 millones y, en global nuestro país mantiene un stock de 2.300 millones, lo que le convierte en uno de los mayores inversores en Uruguay, tras Argentina y junto a Brasil y en el primer inversor en el sector servicios. Uruguay captó en la última década un promedio de más de 2.000 millones de dólares de IED y es uno de los grandes receptores de Sudamérica en relación al PIB.
Además de infraestructura y renovables, Uruguay potencia la inversión exterior en TIC, en inmobiliario (desde hoteles de alta gama a viviendas sociales) y en turismo, donde se impulsa un Plan Sostenible con vencimiento en 2020. En los primeros cuatro meses de 2015 Uruguay aprobó 177 inversiones por 800 millones y acredita la tasa de inversión más alta de su historia.
(*) Periodista
En realidad, el interés inversor por Uruguay viene aumentando desde 2010, tras una etapa de estancamiento. Sin ser destino de primer orden como sus vecinos Brasil, Chile, Colombia y Perú, debido a la pequeña dimensión de su mercado, la república oriental ha conseguido forjarse una imagen de economía consolidada y abierta con garantías para el capital exterior y oportunidades en algunos sectores, lo que unido a su estabilidad política y económica y a su proximidad a los mercados argentino y brasileño ha impulsado su atractivo para el capital foráneo. Y a reforzar el atractivo contribuyó en 2011 de la Ley de asociación público-privada.
A día de hoy, las mayores expectativas se centran en las infraestructuras, pero el desembarco hispano en el país toca todos los sectores. Si antes de asumir la Presidencia, Mújica colocaba la revitalización de la infraestructura como tema prioritario para el desarrollo, con reconstrucción de redes viales, férreas y la construcción de un puerto de aguas profundas, el ex mandatario admitía al final de su mandato que fracasó en un capítulo que ahora Tabaré Vázquez deberá retomar para impulsar el crecimiento de un país que se desacelera desde 2013, cuando avanzó el 5,1% y que apenas crecerá este año el 2,6% (3,5% de 2014).
Pese a su rigor en el manejo de las cuentas, el Gobierno Mújica concluyó con un déficit fiscal que en 2014 alcanzó el 3,5% del PIB, un nivel no visto desde la crisis de 2002. Y ello, pese a que la economía mantuvo durante el mandato de Mújica un avance medio anual de 5,4% que ayudó a rebajar el paro al 6,5%. Consciente de la necesidad perentoria de actualizar la infraestructura, cuyo deterioro frena crecimiento y exportaciones, a fines de julio Tabaré anunció una inversión de 12.000 millones de dólares en obras públicas, dentro de un plan en el que la parte privada tendrá menos peso que en los proyectos de Mújica: el 66% de los fondos tendrá origen público. “La inversión es condición necesaria para sostener el crecimiento de los últimos diez años”, indicó.
Del montante previsto, a energía irán 4.230 millones, de ellos 1.740 millones a impulsar energías renovables (eólica, solar y biomasa), un segmento en el que las firmas españolas están muy presentes en el país. Otros 2.360 millones se destinarán a infraestructuras de transporte, distribuidos en 740 millones para participación público-privada, 1.590 millones para el Ministerio de Transporte y Obras Públicas y 30 millones para las concesiones de las rutas 5 y 8.
A infraestructura social (educativa, hospitalaria…) irán destinados 1.870 millones; a vivienda 1.320 millones; a comunicaciones 750 millones; a agua y saneamiento, 550 millones y a mejora de puertos 550 millones. Para la red ferroviaria habrá 360 millones, de ellos 90 para el proyecto PPP Algorta-Fray Bentos. Y en breve se anunciará una propuesta para el puerto de aguas profundas, no incluido en el plan. Según Tabaré, el plan inversor busca posicionar a Uruguay como polo logístico y “todas las obras son prioritarias”.
Necesidad urgente
Pese a disfrutar de una década de expansión y a los esfuerzos de Mújica, Uruguay mantiene un triste panorama en infraestructura: carreteras deterioradas por el tránsito de camiones de carga, una red ferroviaria obsoleta y puertos que precisan adecuación. Una situación que resta competitividad, desalienta inversiones y plantea el riesgo de un colapso logístico. El país necesita de forma urgente inversiones por 3.000 millones.
El nuevo ministro de Economía, el ex vicepresidente Danilo Astori, aclaró que el endeudamiento no es la base de la financiación del plan de obras y destacó el marco de seguridad jurídica para la inversión foránea. “La confianza es uno de los capitales intangibles que permiten a Uruguay encarar las dificultades”, dijo, para indicar que el interés por acoger firmas españolas se mantiene.
Antes del verano, ya el ministro de Exteriores, Rodolfo Nin, destacaba tanto el rol de Uruguay como “atractivo” destino de inversión para las empresas españolas, principalmente en infraestructuras, renovables y nuevas tecnologías, como la posición de enclave estratégico que tiene España en la UE para el acceso uruguayo a un mercado de 500 millones de personas. “Tras Argentina y Brasil, España es el origen más importante de la inversión en Uruguay y la tendencia es creciente, con énfasis en energía renovable”.
Mientras las constructoras esperan detalles del nuevo plan, la inversión hispana en Uruguay avanza. En 2014 Viscofán abrió una planta con una inversión de 37 millones; Abengoa se adjudicó en consorcio la construcción de una cárcel; Iberia recuperó la operación de vuelos a Montevideo, que ayudará a impulsar el turismo en el país, y Grupo Cortefiel inauguró su primera tienda. llaollao acaba de anunciar la apertura de más puntos de venta y la gallega Espina Obras Hidráulicas ha ganado el concurso para ampliar la red de saneamiento de Ciudad de la Costa, en UTE con Aqualia (FCC).
Uruguay, por otro lado, está desarrollando con fuerza en los últimos años, y con amplia participación española, su matriz de renovables, con la meta de reducir su dependencia eléctrica de Argentina y Brasil. Así, Abengoa, que en 2013 fue seleccionada para la construcción, puesta en marcha y mantenimiento 20 años del parque eólico de 70 MW en Salto (165 millones), inauguraba en 2014 el parque Talas del Maciel II (Flores), con una inversión de 127 millones. Abengoa, que opera allí desde 1980, tiene un tercer parque en Tacuarembó.
R del Sur, filial de Alarde, ha inaugurado el Parque Eólico Maldonado y Gamesa anunció en 2014 la construcción de parque eólico llave en mano de 70 MW ubicado en Florida y Treinta y Tres, que será operativo en 2016. Por su parte, Solarpack ha cerrado un acuerdo con la norteamericana Sunedison para la venta de una central fotovoltaica de 26 MW, un proyecto que será financiado y construido por la española. Tambien el año pasado Solaria Energía suscribió dos contratos para sendos proyectos solares de 20 MW en el país.
En Uruguay hay ya instaladas algo más de 100 empresas españolas de casi todos los sectores, entre ellas BBVA, Santander, Telefónica, Mapfre, OHL, Abengoa, Sacyr, Adecco, Aqualia, Air Europa, Avanza, Cementos Artigas, Cobra, Santillana, Planeta, Gamesa, Inditex-Zara, Tryp, NH, Iberia, Indra, Isolux, Prosegur, Typsa, Espina Obras Hidráulicas y Viajes El Corte Inglés. El último informe “Panorama de la Inversión Española en Iberoamérica” destacaba a Uruguay como uno de los países donde las firmas españolas prevén aumentar su inversión, junto a México, Colombia, Perú, Brasil y Cuba.
En 2014, y siguiendo la tónica general en la región de retroceso, la IED cayó el -9% en Uruguay, a 2.755 millones, un descenso inferior al de su vecino Argentina (-41%). España fue el cuarto inversor exterior ese año, con 132 millones y, en global nuestro país mantiene un stock de 2.300 millones, lo que le convierte en uno de los mayores inversores en Uruguay, tras Argentina y junto a Brasil y en el primer inversor en el sector servicios. Uruguay captó en la última década un promedio de más de 2.000 millones de dólares de IED y es uno de los grandes receptores de Sudamérica en relación al PIB.
Además de infraestructura y renovables, Uruguay potencia la inversión exterior en TIC, en inmobiliario (desde hoteles de alta gama a viviendas sociales) y en turismo, donde se impulsa un Plan Sostenible con vencimiento en 2020. En los primeros cuatro meses de 2015 Uruguay aprobó 177 inversiones por 800 millones y acredita la tasa de inversión más alta de su historia.
(*) Periodista
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