jueves, 17 de septiembre de 2015

Un informe revela el creciente comercio ilegal de madera desde Birmania a China

PEKÍN.- El comercio ilegal de madera desde Birmania a China es un negocio creciente que mueve cientos de millones de dólares al año y que, de no detenerse, puede provocar un aumento de los conflictos, la violencia y la destrucción forestal en la zona, revela un informe presentado hoy en Pekín.

El documento de la ONG Agencia de Investigación Ambiental (EIA) es fruto de una extensa investigación encubierta en ambos países y se presenta después de que 155 ciudadanos chinos, acusados de un delito de tala ilegal, fueran encarcelados en julio en Birmania (y posteriormente liberados).
Ese caso "arrojó luz" sobre cómo cantidades enormes de madera robadas de los bosques birmanos pasan a China sin ningún tipo de obstáculo, según la EIA.
Los arrestados trabajaban para una serrería, explica la EIA, y se vieron inmersos en una operación de las fuerzas militares birmanas, que asaltaron una enorme operación de tala en una zona fronteriza de Birmania con China.
Su caso es un ejemplo de lo que ocurre en el país. El informe desvela cómo en Kachin, el estado más al norte de Birmania y fronterizo con China, "todas las partes sacan provecho: desde las turbias compañías chinas pagando con lingotes de oro por el derecho para talar montañas enteras hasta la corrupción oficial que permite que la madera pase por diferentes controles".
"Se suele pensar que este comercio transfronterizo es caótico, pero en realidad está muy bien organizado", indicó en la presentación Julian Newman, director de campaña de EIA.
El estado de Kachin y la provincia china de Yunnan, con la que limita al este, están en el "centro del comercio" pero cada vez más la madera robada proviene de zonas más adentradas de Birmania que alimentan a fábricas del sur y este de China.
La mayoría de la madera que pasa por la frontera es ahora mismo palisandro y teca, apunta la ONG.
Hay diversos actores claves en este comercio ilegal, entre ellos, el Ejército birmano, los grupos de rebeldes -quienes se llevan parte de los beneficios- o las agencias de aduanas chinas.
"Si pagas (a las aduanas chinas) los impuestos al entrar al país, ya es considerado legal en el país", señaló Jago Wadley, miembro del equipo de investigadores forestales del EIA, y añade que quien está haciendo "dinero real" con este negocio es China.
La campaña anticorrupción impulsada por el presidente chino, Xi Jinping, ha tenido "algo" de impacto en este negocio, ya que quien compra la madera son funcionarios del Gobierno, apuntaron los miembros del EIA.
El volumen de comercio registró un pico en 2005, cuando un millón de metros cúbicos llegaron a pasar la frontera pero, seguido de un breve paréntesis en el que el Gobierno chino frenó el negocio, la escala está otra vez rozando niveles altos.
Ante ello, Faith Doherty, la responsable de la campaña del equipo forestal del EIA, urgió a los Gobiernos de ambos países implicados que tomen cartas en el asunto. "Están en juego algunos de los bosques más importantes del Sudeste asiático", dijo.
No sólo se destruirá un importante valor forestal -advierte-, sino también la estabilidad de la zona.

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