miércoles, 2 de septiembre de 2015

Los ministros del G-20, en busca de respuestas a las sacudidas de China



PARÍS.- Los ministros de Finanzas y los jefes de los bancos centrales del G-20 tratarán esta semana en Turquía de calmar a los mercados sacudidos por los tumbos de China, los errores de las economías emergentes y las angustias monetarias.

En su encuentro de abril pasado, los responsables financieros de las principales potencias industrializadas y emergentes se congratularon por una "disminución de los riesgos" que pesaban sobre la economía mundial. Sin embargo, el diagnóstico será seguramente muy diferente el sábado, cuando concluyan su reunión de dos días en Ankara.
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, ya advirtió el martes en Yakarta de que el crecimiento económico mundial podría ser en 2015 "algo inferior" al 3,3% anunciado por las previsiones de la institución dos meses atrás.
Las discusiones se centrarán en gran parte en la necesidad de un 'aterrizaje suave' de la economía china, después de años de crecimiento frenético. Las Bolsas chinas vienen en caída libre desde hace varios meses y la moneda nacional, el yuan, sufrió una fuerte devaluación.
La divulgación de los malos índices industriales de la segunda economía china volvieron a provocar el martes fuertes caídas en las Bolsas mundiales y en el precio del petróleo.
"A corto plazo, la economía china cuenta con los medios para enfrentar una desaceleración" gracias a sus gigantescas reservas de divisas, aunque "el verdadero desafío será el de su mutación en un modelo de desarrollo más sostenible", menos dependiente de las exportaciones, afirmó una fuente gubernamental francesa, que se preguntaba sobre la fiabilidad de las estadísticas chinas.
Estados Unidos, por su parte, espera que China "comunique" de manera "más clara y eficaz en una amplia gama de temas relacionados con el crecimiento o los mercados financieros", dijo el martes un alto funcionario del Departamento del Tesoro.
No obstante, la ralentización china no es el único quebradero de cabeza de los señores de las finanzas mundiales: los datos revelan cierta flojera del crecimiento en Estados Unidos, una anemia de la economía francesa en el segundo trimestre y la entrada en recesión de Canadá y Brasil.
Ningún miembro del G20 podrá vanagloriarse en Ankara, ni siquiera la próspera Alemania, que no tiene ningunas ganas de volver a ser blanco de críticas por sus insolentes excedentes comerciales. Todos tratarán en cambio de apaciguar los temores.
"Estoy seguro de que los acontecimientos recientes en los mercados, que aún no han llegado a su fin, no podrán desestabilizar a la economía europea", aseguró el martes el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici.
"Hay muchas interpretaciones exageradas (sobre los acontecimientos en China) y por eso será importante que los líderes del G-20 reafirmen su voluntad de coordinación", dijo Sébastien Jean, director del Centro de investigaciones Económicas (CEPII).
Esa voluntad de coordinación será necesaria ya que tarde o temprano Estados Unidos subirá sus tasas de interés, poniendo fin a años de flexibilización monetaria. Y ese será, en palabras de Sébastien Jean, "un momento verdaderamente sensible" para la economía mundial.
El impacto en otros países de las medidas monetarias nacionales será un tema que "no podrá resolverse en seis meses", pero que debe permanecer en "el núcleo" de las reflexiones del G-20, según una fuente gubernamental francesa.
En 2013, la simple mención por parte de la Reserva Federal (Fed) de un posible aumento de las tasas provocó un corte abrupto en el flujo de capitales hacia los mercados emergentes, ante la posibilidad de inversiones con mayor rendimiento en Estados Unidos.
El G-20 también tendrá que desvirtuar la idea de que el mundo se ha convertido en el teatro de una 'guerra de divisas', un término que volvió a poner de actualidad el Financial Times, diario de referencia de los mercados.
Según una fuente cercana a los preparativos de la reunión de Ankara, las devaluaciones recientes en países emergentes se considera más como una consecuencia del alza del dólar que como resultado de una política deliberada para ganar mercados.
La agenda de los ministros y banqueros centrales incluirá además la lucha contra la optimización fiscal de las grandes multinacionales, un tema que maneja la OCDE y que debería entrar en una nueva fase a finales de año.
Los participantes también buscarán coordinar mejor la lucha contra la financiación del terrorismo, un tema candente que se llevará a cabo en Turquía, un país vecino de Siria, donde vastos territorios están bajo el control de la organización yihadista Estado Islámico (EI).
Por su parte, Francia tratará de movilizar fondos contra el calentamiento climático, en vísperas de la gran conferencia sobre el clima (COP 21) que se realizará en París a finales de año.

No hay comentarios:

Publicar un comentario