FRANCFORT.- Un día después de que Mario Draghi
presentara unas sombrías perspectivas económicas para la zona euro, el
nerviosismo que recorre el Banco Central Europeo fue subrayado por un
compañero del consejo de gobierno.
"Existe cierta incertidumbre en este momento porque no
sabes exactamente si es un bache en la carretera o un derrumbe", dijo
Ewald Nowotny, responsable del Banco Central Austriaco y miembro del
consejo de gobierno del BCE, que preside Draghi.
Nowotny se refería a las nuevas amenazas a las
economías mundiales y la zona euro por la ralentización de China y los
altibajos en los mercados. Como consecuencia de ello, existe más presión
para que el BCE impulse su programa de impresión de dinero más de lo
previsto.
Las referencias utilizadas para medir la economía de la
eurozona, tanto los datos económicos como de préstamos son modestos,
pese al programa de 60.000 millones al mes del BCE para comprar bonos
principalmente soberanos.
Dada la caída de los precios del petróleo, la
inflación, una de las formas claves para tomar el pulso de la economía,
ha caído al 0,2 por ciento. Draghi ha advertido de que podría sumirse en
números rojos, una zona de peligro para el BCE cuyo objetivo es seguir
empujándola al 2 por ciento.
Para empeorar las cosas, China tiene problemas.
Draghi dijo el jueves que iba a tratar de averiguar
algo más sobre los problemas de China en una reunión del G-20, cuyos
ministros de finanzas y banqueros centrales se reúnen en la capital
turca el viernes y el sábado.
"Tenemos que ver si estos efectos son transitorios o
permanente", dijo Draghi a los periodistas. "Luego decidiremos si hacer
más".
"Más" incluiría la compara de activos. El BCE ya ha
hecho algunos cambios, ajustando los límites sobre la cantidad de
emisión de bonos que puede adquirir.
Eso ha sido interpretado por algunos inversores como
que está en camino una QE mejorada, aumentando los actuales 60.000
millones al mes gastados a 80.000 millones.
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