PEKÍN. - Los fabricantes
chinos recortaron precios en agosto a su ritmo más acelerado en seis
años, después de que los precios de las materias primas cayeran y la
demanda se enfriara, lo que sugiere unos riesgos persistentes de
deflación sobre la economía y aumenta las expectativas de nuevas medidas
de estímulo.
El índice de precios al productor (IPP) cayó un 5,9 por
ciento en agosto respecto al mismo mes del año pasado, su mes número 42
de descenso consecutivo y su mayor retroceso desde los peores momentos
de la crisis financiera mundial a finales del 2009, mostraron datos el
jueves.
El mercado esperaba una caída de un 5,5 por ciento tras un descenso de un 5,4 por ciento en julio.
"El cambio en el PPI es muy preocupante. Podría afectar
la rentabilidad corporativa, lo que a su vez podría afectar el consumo y
la economía", dijo Li Huiyong, economista de Shenyin y Wanguo
Securities.
"Debemos redoblar las políticas de apoyo", agregó.
El índice de precios al consumidor (IPC) subió un 2 por
ciento en agosto respecto al mismo mes de 2014, a un máximo de un año,
dijo la Oficina Nacional de Estadísticas, pero gran parte del aumento se
debió a los mayores costes de los alimentos, no a una mejoría de la
actividad económica.
Los analistas consultados habían
pronosticado que el IPC subiría un 1,8 por ciento, en comparación con el
1,6 por ciento registrado el mes anterior.
De hecho, la inflación que no considera los alimentos permaneció en un 1,1 por ciento, sin cambios desde julio.
"El riesgo para China aún es la deflación, no la
inflación. La deflación del PPI finalmente se filtrará para afectar el
IPC, y la demanda agregada seguirá siendo débil", dijo Kevin Lai,
economista jefe para Asia excluyendo a Japón de Daiwa.
"Además, todas las salidas de capital (debido a la
desaceleración de la economía) obligarán al Banco Popular de China a
continuar la compra de yuanes, lo que es sumamente destructivo para la
base monetaria," sostuvo.
Una caída continua de los precios al productor está
reduciendo las ganancias de muchas empresas chinas y aumentando la carga
relativa de sus deudas.
Encuestas oficiales y privadas también revelaron la
semana pasada que los fabricantes despidieron empleados a un ritmo más
rápido el mes pasado, tras una contracción de sus libros de pedidos.
Las importaciones cayeron mucho más que lo esperado en
agosto y las exportaciones también se contrajeron, mostraron datos
publicados anteriormente esta semana.
Otros datos sobre China que se conocerán en las
próximas semanas posiblemente apuntarán a una mayor debilidad de la
economía, lo que reforzaría las expectativas de que Pekín deba presentar
nuevas medidas de estímulo y mantendría nerviosos a los mercados
financieros globales.
Los temores de una desaceleración de la economía
mundial liderada por China han aumentado en las últimas semanas, después
de una serie de débiles sondeos sobre actividad industrial.
El Gobierno también está luchando por estabilizar el
yuan, después de una devaluación sorpresa de la moneda el 11 de agosto, y
frenar un desplome del mercado bursátil que ha visto caer a los índices
bursátiles del país un 40 por ciento desde mediados de junio.
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