TOKIO.- El Consejo de Política Monetaria del Banco de Japón (BoJ) ha decidido por mayoría de 8 votos a 1 mantener sin cambios su política monetaria, así como su programa de estímulos de cara a lograr su objetivo de elevar la inflación al 2% a pesar de admitir el impacto en la economía del deterioro experimentado por los países emergentes.
De este modo, la institución continuará comprando bonos del
Tesoro y otros valores con el objetivo de incrementar la base monetaria a
un ritmo anual de unos 80 billones de yenes (586.587 millones de
euros).
En el comunicado emitido por la institución después de su
reunión, el BoJ admite que las exportaciones y la producción industrial
de Japón se han "más o menos" estancado debido principalmente a la
ralentización de las economías emergentes.
"Los riesgos para las perspectivas incluyen el desarrollo de
los acontecimientos en las economías emergentes y exportadoras de
materias primas", añade la entidad.
Asimismo, el banco central nipón incluye entre los riesgos
para sus estimaciones las perspectivas con respecto al problema de la
deuda y la situación de la economía y los precios en Europa, así como el
ritmo de recuperación en EEUU.
De este modo, el BoJ espera que la economía japonesa
continuará recuperándose a un ritmo moderado, aunque reconoce que la
inflación interanual probablemente se mantendrá en torno al 0% durante
algún tiempo como consecuencia del descenso en los precios de las
materias primas.
Además, el instituto emisor japonés considera que su programa
de expansión cuantitativa y cualitativa "ha ejercido los efectos
planeados" y seguirá aplicándose. En este sentido, la entidad ha
expresado su disposición a realizar los ajustes necesarios al programa
en función de la evolución de la actividad económica y de la inflación.
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