LISBOA.- La legislatura que
se cerrará con las elecciones del 4 de octubre en Portugal ha
contemplado un aumento de más del 70% en el número de
"quinientoeuristas" que cobran el salario mínimo y que son ya casi una
quinta parte de los trabajadores por cuenta ajena. Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Economía
luso, un 19,6 % de empleados portugueses cobraba el salario mínimo a
finales de 2014, mientras que en 2011 era el 11,3 %.
La renta mínima fijada por ley era entonces de 485 euros en 14 pagas,
que fueron actualizados por el Gobierno en septiembre de 2014 hasta los
actuales 505 euros.
Los datos del Ministerio de Economía subrayan además una diferencia
considerable por sexo: solo un 15 % de los hombres cobra el salario
mínimo, mientras que en las mujeres el porcentaje aumenta hasta el 25 %.
Junto a la salida en 2014 de Portugal del programa de rescate de la
"troika" de acreedores internacionales, el país afianzó su tendencia a
la baja en las cifras de desempleo.
La tasa de paro ha pasado de más del 17 % en 2013 a alcanzar en el
segundo trimestre de este año cifras por debajo del 13 % con que el
Ejecutivo espera cerrar 2015.
Mientras que la patronal, la Confederaçao Empresarial de Portugal
(CIP), argumenta que es preferible una remuneración baja al desempleo,
el principal sindicato protesta por que los nuevos contratos que se
firman en el país ofrecen, según sus cálculos, una remuneración media de
unos 560 euros.
Arménio Carlos, secretario general de la Confederación General de
Trabajadores de Portugal (CGTP), discute también las cifras oficiales
que, según él, no reflejan la realidad de cientos de miles de
portugueses.
Carlos explicó que habría que contar
también con los llamados "desanimados", a quienes ya no compensa sellar
el paro y que ya no reciben ninguna prestación, las miles de personas
que realizan cursillos de formación o contratos formativos, o los
"subocupados" que no encuentran empleo a tiempo completo.
Según él, sumando todas esas personas la cifra de "desempleo real"
rondaría el 20 %, además del medio millón de portugueses que han
emigrado en los últimos años.
"De media, el 40 % de los trabajadores que se inscriben en los
centros de empleo de Portugal cada mes son trabajadores que no vieron
renovado su contrato", apunta Arménio Carlos.
El sindicalista explica que una de las principales reivindicaciones
del sindicato para conseguir aumentar la remuneración de los portugueses
es que "cada puesto de trabajo permanente se corresponda con un vínculo
de trabajo efectivo", y no la habitual rotación de empleados para
cubrir una plaza.
Las desigualdades territoriales también se hacen notar en los datos
del Ministerio de Economía, que indica que mientras solo el 13,8 % de
los trabajadores cobra el salario mínimo en la región de Lisboa, en la
región norte ese porcentaje sube hasta el 23,7 %.
Para Arménio Carlos, los más perjudicados por la situación del mercado laboral son los habitantes del interior del país.
Allí es donde, según él, hay "una salida más significativa de
trabajadores para buscar empleo en el extranjero o en el litoral", lo
que alimenta un círculo vicioso de despoblación que empeora la capacidad
de trabajo y deteriora los servicios públicos.
La CGTP pide que a lo largo de 2016 el salario mínimo en Portugal
alcance los 600 euros, cifra difícil de lograr en un país que ha visto
multiplicarse en pocos años su número de "quinientoeuristas".
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