PEKÍN.- El gasto fiscal de
China se disparó un 25,9 por ciento en agosto respecto al mismo mes del
año previo, en medio de los esfuerzos de Pekín para revitalizar un
crecimiento económico mustio.
Se trata del mayor alza desde abril, cuando el gasto
aumentó un 33 por ciento, mostraron el martes datos del Ministerio de
Finanzas.
En los primeros ocho meses del año, el gasto fiscal
aumentó un 14,8 por ciento a 10 billones de yuanes (1,57 billones de
dólares) comparado con el mismo período del año pasado.
China está intentando elevar el estímulo fiscal para
fortalecer el crecimiento a corto plazo y protegerse contra las
presiones deflacionarias, en momentos en que las respuestas de política
monetaria tradicionales como los recortes de tipos de interés tienen un
menor impacto sobre la actividad económica que en el pasado.
Entre enero y agosto, el gasto en educación aumentó un
15,8 por ciento, un 19,5 por ciento en servicios de la salud, un 22,7
por ciento en conversión de energía y tecnología limpia y un 21,7 por
ciento en seguridad social y empleo.
Sin embargo, el tosco proceso presupuestario de China, y
en ocasiones las relaciones tensas con algunos funcionarios de los
gobiernos locales, aún parecen estar complicando el proceso para
convertir un mayor gasto en actividad real.
Las autoridades chinas han recuperado hasta un billón
de yuanes (157.000 millones de dólares) de los gobiernos locales que no
pudieron utilizar sus asignaciones presupuestarias, reportó el
lunes, citando fuentes.
La enorme infrautilización, ligada a la reticencia de
los funcionarios de gastar en proyectos de alto coste mientras las
autoridades luchan contra la corrupción, apoya el argumento de algunos
economistas de que la inversión estatal china ha crecido muy lentamente
este año.
Los ingresos fiscales aumentaron un 6,2 por ciento en
agosto respecto al mismo mes del año anterior y se han incrementado un
7,4 por ciento en los primeros ocho meses del 2015 frente al mismo lapso
del año anterior, según los datos.
La demanda interna y mundial inestable, un mercado
inmobiliario tambaleante y el enfriamiento de la inversión arrastrarían
el crecimiento oficial de China a un 7 por ciento en el 2015, su nivel
más bajo en un cuarto de siglo, aunque algunos analistas sospechan que
los niveles de expansión real ya son mucho más débiles.
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