domingo, 6 de septiembre de 2015

El giro al Este robustece los lazos ruso-chinos

RUSIA.- Forzada por las circunstancias de los últimos tiempos en la geopolítica internacional, con un tablero adverso y una animosidad sin precedentes de Occidente, Rusia gira hoy al Este a pasos firmes. La artillería de sanciones por parte de Estados Unidos y la Unión Europea, que de un perfil personalizado se recrudecieron contra sectores específicos de la economía rusa, motivó una mayor atención de Moscú al declarado vector asiático en su pragmática y ensanchada política exterior.

Una mayor cooperación y relaciones con la región Asia-Pacífico figuran entre las prioridades del Kremlin, plasmadas en la Concepción de la Política Exterior suscrita por el presidente Vladimir Putin en 2013.

Con razón, sin embargo, analistas hacen la salvedad de que ese giro, proyectado hace varios años, no significa una renuncia a los mercados occidentales ni a los proyectos con grandes compañías energéticas de Occidente, y la conquista del Artico es un ejemplo.

Para el director del Instituto de Problemas de la Globalización, Mijail Delyaguin, al opción de alternativas permite a su país un balance de los intereses nacionales y reducir los crecientes riesgos globales.

China se ha convertido en el aliado comercial más consecuente y activo, y en el ámbito político, Moscú y Pekín dejan ver coincidencias de enfoques y una mirada común a la complicada madeja internacional; sobre las guerras, la paz y el terrorismo.

En su reciente visita al gigante asiático (el 2 y 3 de septiembre), el presidente Vladimir Putin corroboró la coexistencia de puntos de puntos de vista con el mandatario anfitrión, Xi Jinping.

Las dos potencias nucleares y miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU coincidieron en la necesidad impostergable de minimizar los conflictos en el mundo y en no permitir una revisión o tergiversación de la historia, sobre todo de la Segunda Guerra Mundial.

Como es costumbre, antes de emprender su viaje a Pekín, Putin subrayó en entrevista a las agencias de noticias TASS y Xinhua que las impropias sanciones contra su país constituyeron un estímulo para el desarrollo de los vínculos con China.

Nuestros países avanzan de manera consecuente hacia la formación de una alianza energética estratégica, la cual desempeñará un papel medular en las relaciones económicas internacionales, apreció.

Al concluir las conversaciones oficiales y en presencia de los dos Jefes de Estado se firmaron en esa ronda cerca de 30 documentos, incluido un memorando sobre el nuevo gasoducto que enlazará a Rusia con el vecino asiático por el este (Siberia oriental).

Nos unen relaciones estratégicas que significan una asociación integral, recalcó Putin pero resaltó la coincidencia de enfoques acerca de problemas relacionados con la historia y los intentos de tergiversarla en cuanto a los verdaderos ocupantes, los defensores; vencedores y vencidos.

China, prosiguió el líder ruso, es nuestro gran socio económico-comercial. Vemos las turbulencias en el mundo y en nuestras economías, pero estamos preparados para ello, reflexionó el mandatario.

Aseguró Putin que los planes identificados y los grandes proyectos serán ejecutados y dijo estar seguro que insuflarán una influencia positiva en la economía mundial. Uno de los acuerdos fue rubricado por la estatal petrolera rusa Rosneft y la corporación homóloga china CNCC para la construcción de una planta refinadora.

En los terrenos del primer Foro Económico Oriental, en Vladivostok, la compañía rusa concertó una transacción con la compañía petro-química china Sinopec para la explotación de los yacimientos de difícil acceso en el distrito autónomo de Yamala-Nenets y en Krasnoyarsk, en la plataforma continental, en el norte de la Federación.

La avenencia permitirá al consorcio chino una participación del 49 por ciento, en reservas estimadas en 1,4 mil millones de toneladas de crudo en los depósitos de Russki y unos 311 millones en los pozos de Yurubcheno-Tojomsk.

Según analistas, los esfuerzos de ambos colosos energéticos minimizarán las operaciones de riesgo y acelerarán la explotación de los yacimientos incluso en condiciones de una elevada volatilidad en los mercados internacionales de crudo.

En una década los suministros de petróleo y derivados a China, procedentes de Rusia aumentaron en 20 veces hasta 36 millones de toneladas con perspectivas a un incremento a 50 millones hacia 2020, certificó el presidente de Rosneft, Igor Sechin.

Los dos presidentes dieron el visto bueno a la firma de un convenio entre el Fondo Ruso de Inversiones Directas, el Banco de Comercio Exterior y Fondo Chino de la Ruta de la Seda para el financiamiento de proyectos inversionistas en sectores prioritarios de la economía de Rusia y China.

Moscú y Pekín son al mismo tiempo fervientes promotores del desarrollo de un cinturón económico en la zona de la Unión Económica Euroasiática, con implicación además de Armenia, Belarús, Kazajstán y Kirguistán.

La reciente visita de Putin a China y la concreción de importantes acuerdos, unido a la exitosa celebración del primer Foro Económico Oriental, constituyen un botón de muestra de las rutas alternativas que tiene Rusia para interactuar con el mundo, y la alianza ruso-china no es una fantasía.

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