jueves, 10 de septiembre de 2015

El primer ministro chino trata de aplacar las dudas de los inversores

PEKÍN.- El primer ministro chino, Li Keqiang, admitió este jueves que China enfrentaba una transición "dolorosa", pero que no amenazaba el crecimiento global, pese a los datos que no terminan de convencer a los inversores.

El mensaje de Li ante los participantes en el Foro Económico Mundial que se celebra en Dalian (en el norte) es claro: la segunda economía mundial "no tendrá un aterrizaje brutal" y las autoridades del país comunista disponen de "los medios apropiados para afrontar la situación".
Los mercados financieros mundiales sufrieron grandes sacudidas en agosto, por las preocupaciones provocadas por la evolución de la economía china y las dudas respecto a la eficacia de las medidas adoptadas por Pekín. Los datos divulgados este jueves no permitieron apaciguar la ansiedad de los inversores.
La inflación (IPC) de agosto fue de un 2% interanual, después del 1,6% de julio, lo cual parece alejar un poco más el espectro de la deflación que asomó en enero, cuando el aumento de los precios al consumo se situó por primera vez en cinco años por debajo del 1%.
El resultado de julio es incluso superior al de las estimaciones de los expertos consultados por la agencia Bloomberg, que apostaban por un 1,8%.
No obstante, el desglose muestra que se trata de un promedio engañoso, dado que el aumento del IPC se debe "casi totalmente" al aumento del precio de los alimentos, que han subido un 3,7% desde agosto de 2014, apunta Julian Evans-Pritchard, de la consultora Capital Economics. Y el precio de la carne porcina, el de mayor importancia en el apartado de alimentos, tuvo un incremento del 20%. Las verduras y hortalizas subieron, por su parte, un 16%.
China atraviesa una transición "dolorosa" y compleja de su modelo de crecimiento, admitió este jueves el primer ministro chino, Li Keqiang, quien trató de calmar las preocupaciones afirmando que ese proceso no amenazaba la economía mundial.
Las autoridades comunistas chinas resaltan con frecuencia sus esfuerzos para transformar un modelo de desarrollo sustentado en las inversiones y las infraestructuras en otro basado en el consumo interno, los servicios y la tecnificación de la producción industrial. "Será un proceso largo y sembrado de obstáculos", con "altibajos (...) inevitables", admitió Li ante los empresarios que participan en el Foro Económico Mundial de Dalian (en el norte).
Los mercados financieros se han visto agitados en las últimas semanas por las señales de una rápida desaceleración de la segunda economía mundial. Una percepción que Li trató de contrarrestar. "China no es una fuente de riesgo para la economía mundial, sino una fuente de fortaleza del crecimiento global", recalcó.
La economía china, que representa alrededor del 13% del PIB mundial, aportó en el primer semestre de este año un 30% del crecimiento planetario. Además, Li destacó que algunos de los problemas económicos de su país tienen su origen en otras regiones. "La economía china está estrechamente integrada en el mercado internacional", destacó. Por ello, "China no puede permanecer indemne ante el débil crecimiento económico mundial" de los últimos años, declaró.
El índice PPI, que mide la evolución de los precios de venta a la salida de las fábricas, se contrajo en agosto un 5,9% interanual, por 42º mes consecutivo, alimentando la sensación de desánimo. Ese retroceso fue el mayor en seis años, en momentos en que la industria sigue vendiendo a precios de oferta ante una demanda que no da señales de reanimación, pese a los cinco recortes de la tasa básica de interés decididas por el banco central desde noviembre.
El sector manufacturero tuvo el mes pasado una fuerte contracción, golpeado tanto por la reducción de las exportaciones como de la demanda interna. "Es bastante preocupante. La deflación (del PPI) se volvió a agravar (...), en concordancia con la ralentización de la economía", señalaron los analistas del banco Nomura.
Li Keqiang trató de colocar las dificultades actuales en la perspectiva de una transición compleja de un modelo sustentado en las inversiones y las infraestructuras hacia otro basado en el consumo interno, los servicios y la tecnificación de la producción industrial. "Será un proceso doloroso y sembrado de obstáculos", con "altibajos (...) inevitables", admitió. No obstante, "China no es una fuente de riesgo para la economía mundial, sino una fuente de fortaleza del crecimiento global", destacó.
El primer ministro justificó las intervenciones "adecuadas" del gobierno en los mercados financieros para frenar el derrumbe de las bolsas chinas durante el verano pasado, aunque esa iniciativa contradiga la voluntad proclamada de acordar un "papel crucial" al mercado.
Li también defendió la súbita devaluación del yuan en agosto, pero aclaró: "No queremos una guerra de divisas". El gobierno se comprometió esta semana a adoptar medidas de estímulo fiscal. China "es capaz" de mantener un crecimiento vigoroso, aseguró Li.
El PIB chino tuvo un crecimiento de un 7,3% en 2014, su menor nivel en casi un cuarto de siglo, y el gobierno prevé este año una expansión de "alrededor del 7%".

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