En cierta manera, cualquier cosa que haga o deje de
hacer sería cuestionable, pese a que estuvo transmitiendo con cuidado su
mensaje durante meses, diseccionando los datos económicos y
construyendo cuidadosamente un consenso en torno a la idea de un
"despegue" cauto y gradual desde los tipos cercanos a cero hacia niveles
que considera normal.
Un coro de detractores destacados, incluyendo al ex
secretario del Tesoro estadounidense Lawrence Summers, argumenta que
subir los tipos ahora estaría mal, dada la turbulencia del mercado
causada por las preocupaciones sobre la salud económica de China y el
crecimiento global y la ausencia de riesgos inflacionarios domésticos.
Otros dicen que la credibilidad del banco central
sufrirá si aplaza la medida, que viene telegrafiando desde hace tiempo, y
prolonga la incertidumbre de los inversores sobre el momento del
despegue.
El banco central, por su parte, ha dejado la puerta
abierta a un modesto aumento de tipos el jueves, al cabo de un encuentro
de dos días.
Recientes comentarios de funcionarios de la Fed
sugieren que tratará de tranquilizar a los inversores con promesas de
que cualquier cosa que decida continuará alimentando la recuperación
económica.
"La Fed está ansiosa por empezar", dijo Scott Minerd,
presidente de inversiones de Guggenheim Partners, en Los Angeles. "Si
deciden subir los tipos creo que harán un esfuerzo para decir... que no
hay prisa para hacer nada más", dijo.
"Si no los suben, mencionarán la turbulencia del mercado y dirán que un aumento de los tipos es inevitable".
Restaurar algo de claridad sobre las intenciones de la
Fed no será fácil dadas las diferencias actuales entre los economistas y
los inversores.
Un amplio grupo de economistas encuestados
la semana pasada apostó a un movimiento en septiembre por un margen
menor; los economistas de los bancos que tratan directamente con la Fed,
conocidos como operadores primarios, eligieron diciembre como la fecha
más probable; y los operadores de futuros de tipos de interés de corto
plazo daban una probabilidad de solo 25 por ciento a un alza de tipos
esta semana.
Algunos dicen que la propia Fed complicó las cosas al
abandonar su calendario de retirada de estímulos cuando temblaron los
mercados financieros.
Primero, William Dudley, el influyente presidente de la
Fed de Nueva York y votante permanente en temas de política monetaria,
dijo en una improvisada conferencia de prensa el 26 de agosto que un
alza de tipos en septiembre se había vuelto "menos convincente".
Dos días después, el vicepresidente de la Fed Stanley
Fischer dijo en una entrevista por televisión que la volatilidad del
mercado podría pasar y que era demasiado pronto para juzgar su
significado.
Desde entonces, los mercados se calmaron un poco, pero siguen nerviosos.
"Cada vez estoy más de acuerdo con los que argumentan
que la Fed se convirtió ahora en una fuente de inestabilidad en el
mercado, y evitar hacerlo en septiembre elevará el riesgo de más
turbulencias a lo largo de todo el 2016", dijo Erik Nielsen, un
economista global de UniCredit en Londres.
"Solo en circunstancias extremas la Fed debería
reaccionar a los mercados. Cualquier otra cosa sugiere que han perdido
el control".
En julio, Yellen, quien asumió las riendas de la Fed a
comienzos del 2014, pareció inclinar el argumento a favor de un cambio
de tipos en septiembre, diciendo en una audiencia legislativa que
esperar más tiempo podría significar la necesidad de ajustar más rápido
más adelante.
"Una ventaja de comenzar un poco antes es que tendríamos un sendero más gradual", dijo.
Sin embargo, al final del mes pasado, el presidente de
la Fed de St. Louis James Bullard, un defensor de un rápido comienzo de
las subidas, dijo que si bien la mayor parte de sus colegas
podría haber aceptado la visión de Yellen, los nervios del mercado
podrían llevarlos a mantener los tipos.
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