MADRID.- Europa está experimentado
una presión migratoria que no se veía desde el fin de la II GM. La gran
mayoría de las personas que están huyendo y jugándose la vida en el mar o
en los Balcanes
huyen de la miseria y el horror que están generando los conflictos en
el mundo árabe. Llama la atención que los países ricos árabes no estén
acogiendo a los refugiados ¿por qué los cuatro millones de sirios que huyen de la guerra no piden asilo en estos países? ¿por qué los seis países del Golfo Arábigo no les dejan entrar?, se pregunta www.lainformacion.com
Un informe reciente Amnistía Internacional aseguró que los países del Golfo (Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Arabia Saudí, Omán, Kuwait, Qatar) habían acogido a cero refugiados. Mientras que el resto de naciones árabes en la región (Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto) había mostrado una actitud más generosa. En los campos turcos viven alrededor de 1,8 millones de exiliados, lo que supone el 2,3 por ciento de su población, según la ONU. En Jordania, con 630.000 sirios, son el 9,4 por ciento. Pero el caso más dramático es el Líbano, con cerca de 1,2 millones de refugiados,
un 27,9 por ciento son ya sirios. La situación en muchos de estos
campos se ha vuelto inaguantable. Hay roces con la población local,
crece el descontento, no hay escuelas, ni trabajo...
No solo AI se pregunta por qué no actúan los países del Golfo árabe
que comparten creencias religiosas, costumbres y puntos de vista. El
director de HRW escribió en twitter a principios de este mes: “Adivina
cuántos refugiados sirios se han ofrecido a recoger Arabia Saudí y otros
países del Golfo? Ninguno.
Es una cifra sorprendente, dada la proximidad relativa de estos
países a Siria, así como los increíbles recursos a su disposición. Uno
de los principales analistas árabes, el Sultán Sooud al-Qassemi, se
mostraba sorprendido porque estos países cuentan con los mayores presupuestos militares del mundo,
con buenos estándares de vida y con una larga trayectoria acogiendo a
inmigrantes, especialmente en los Emiratos Árabes Unidos.
Probablemente, la implicación de estos países en el conflicto sirio
es uno de los motivos. En distintos niveles, estos países han financiado
y apoyado a los grupos rebeldes y a las facciones islamistas que luchan
contra el régimen de Bashar al Assad.
Otro motivo sería que ninguno de estos países han firmado la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951,
una declaración de la ONU que define qué es un refugiado y sus
derechos. Por lo tanto, los sirios tienen que pedir un visado para
entrar y bajo sus circunstancias es complicado. Según la BBC, los únicos países árabes a los que pueden viajar son Argelia, Mauritania, Sudán y Yemen.
Por otro lado, Arabia Saudí y sus vecinos están ofreciendo muy poca ayuda económica para frenar el drama humanitario. Según Washington Post, los países del Golfo han aportado 1.000 millones de dólares, frente a los 4.000 de EEUU.
De todos modos ninguna de estas tres razones tiene el peso suficiente
como para cerrar los ojos ante el drama que se vive a pocos kilómetros
de sus fronteras. No en vano, la semana pasada, el hashtag
#Welcoming_Syria's_refugees_is_a_Gulf_duty recibió 33.000 retweets,
según la BBC.
Mientras aumentan las críticas y la indignación contra Europa
por el modo en que está manejando esta crisis, las críticas contra los
países árabes no se oyen con tanta fuerza, pero podrían hacer más. Es también su deber moral y ético.
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