Acuerdo con
cuento, ya lo verán. Y además chino. La Asociación Transpacífica, TPP en
sus siglas inglesas, ha culminado su primera etapa con un acuerdo
intergubernamental. A partir de ahora tendrá que ser ratificado por los
Parlamentos de los países signatarios (Chile, Perú, México, además de
Japón, Australia, Nueva Zelanda, Singapur, Vietnam, Malasia, Brunei y
finalmente EE.UU y Canada).
En
los dos grandes países anglosajones del Continente Americano, en
especial en los EE.UU los congresistas van a protagonizar una
dura resistencia a la ratificación del acuerdo. ¿Exigirá su
aprobación otros cinco años como ha exigido el acuerdo
inter-gubernamental?.
El TPP es un éxito para el
presidente Obama y su administración. La fachada occidental de
las Américas puede convertir al inmenso Océano Pacifico en un Mare
Nostrum complementario o, incluso, sustitutivo del Atlántico
euroamericano. Los EE.UU redefinen su posición central a la vez
que consiguen un significado triunfo estratégico frente a
China. Su influencia en el Oriente Asiático queda reforzada por unos
renovados vínculos comerciales.
La prensa y otros medios de
comunicación española han aireado y comentado el TPP poniendo
más énfasis en sus peligros propios y en el estimulo que pueda
suponer para acelerar la conclusión del Tratado de Comercio e
Inversiones que negocian los EE.UU y la UE. Alarmas sobre posibles
repercusiones negativas en el empleo así como perdida de
soberanía ante la eventualidad de que la resolución de
conflictos mercantiles se resuelva antes por procedimientos de
arbitraje que por las legislaciones internas de los países de la
UE.
El TPP y España
El comercio con la América
incluida entre los firmantes del Tratado representa el 11% del total
de las exportaciones e importaciones españolas. Un comercio
equilibrado con un ligero déficit por parte española que en los
siete primeros meses de 2.015 se ha recortado quizá como
consecuencia de la caída de los precios de las materias primas y
otros artículos básicos.
Las exportaciones de España hacia
Asia (excluido el Oriente Medio) representan el 6% del total mientras
las importaciones superan el 16%, de las que corresponden a China
representan más de la mitad. China no esta incluido en el TPP pero
si es un protagonista clave en el comercio español; ninguna
preocupación, sin embargo en los medios ni tampoco entre las
autoridades económicas.
Italia, que si es un firme
partidario del Tratado de Comercio e Inversiones entre la UE y los
EE.UU si tiene una preocupación primordial ante el riesgo de unas
mayores exportaciones chinas prevaleciéndose de un dumping
comercial. Italia ha puesto el dedo en la llaga y reclama a la UE que
no renuncie a tomar medidas de retorsión contra el dumping chino.
El
debate gira en torno a las dudas de la UE sobre si China es o no una
“economía de mercado”. El debate que arranca de la accesión de
China a la Organización Mundial de Comercio (WTO en las siglas
inglesas) y que Pekín interpreta como un reconocimiento
explicito de la comunidad internacional sobre su condición de
“economía de mercado”. Esta etiqueta le permitiría quedar exenta de
cualquier procedimiento automático de antidumping. Toda
denuncia tendría que ser cuidadosamente examinada para
comprobar que las mercancías chinas que llegan al mercado europeo
se venden a un precio equivalente o igual al que se comercializan
en el mercado chino.
¿La exclusión de China del TPP
implicaría que los países signatarios no la consideran una
autentica “economía de mercado”?.
Frente a la firme posición
italiana a favor de mantener medidas antidumping, los
británicos parecen mas inclinados a defender el estatus
implícito que otorga la condición de ser miembro de la WTO. Alemania
y Francia que tienen un comercio muy desarrollado con China no han
avanzado su postura mientras en el caso de España nada ha
trascendido a la prensa ni a la opinión pública de cual sea su
postura.
El comportamiento español no deja de ser
verdaderamente insólito ante el descomunal desequilibrio
comercial con China, nada menos que 10.835 millones de euros en los
primeros siete meses del año lo que representa el 80% del déficit
comercial total. Ninguna alerta española cuando las ventas chinas en
esos primeros siete meses de 2.015 han crecido un 24%, frente al 4,5%
de avance de las importaciones totales. Ninguna precaución, como
si señalan los italianos, por una avalancha todavía mayor de
mercancías chinas cuando su mercado interior está en recesión y
necesitan colocar sus excedentes en los mercados
internacionales con el apoyo adicional de una depreciación del
yuan.
(*) Economista del Estado (España)
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