lunes, 19 de octubre de 2015

EEUU y la Unión Europea retomaron hoy sus conversaciones sobre el acuerdo comercial TTIP


MIAMI.- Estados Unidos y la Unión Europea reiniciaron hoy lunes las negociaciones sobre el acuerdo de libre comercio transatlántico TTIP, al que se resiste un sector considerable de la sociedad civil europea y que presenta numerosos puntos de desacuerdo entre las partes; un acuerdo que ambas partes consideran "estratégico" para liderar el comercio mundial.

Las discusiones, que se prolongarán durante una semana en Miami (sudeste de Estados Unidos), son apenas una etapa técnica en el marco de un largo proceso iniciado en julio de 2013 y que apunta a eliminar las barreras aduaneras y reglamentarias existentes a uno y otro lado del Atlántico.
El gobierno de Barack Obama apuesta por utilizar como elemento de presión para acelerar las negociaciones el acuerdo comercial TPP que acaba de suscribir con 11 naciones del Pacífico, pero el camino está plagado de obstáculos.
En Europa, y también en Estados Unidos, el tratado transatlántico es acusado de ser una suerte de Caballo de Troya de una liberalización generalizada y opaca que beneficiaría a las empresas multinacionales y se haría en detrimento de normativas sanitarias y ambientales.
"Es muy importante para Europa unirse en torno al TTIP", declaró este lunes en Madrid el secretario de Estado estadounidense, John Kerry.
"Permítanme subrayarlo: (el acuerdo) no debilitará las reglamentaciones. No afectará las reglas sobre el medio ambiente o el mercado laboral", añadió el jefe de la diplomacia estadounidense, en el marco de una gira europea.
El colectivo "Stop TTIP", fuertemente contrario al tratado, aseguró en los últimos días que reunió más de tres millones de firmas en contra del acuerdo. El 10 de octubre, en Berlín, una manifestación de los adversarios del TTIP logró congregar entre 100.000 y 250.000 personas.
El propio gobierno francés exigió mayores garantías a sus socios estadounidenses para continuar sentado a la mesa de negociaciones.
"Es necesario que se produzcan cambios sustanciales en (...) la confianza, la reciprocidad, el acceso a los documentos", dijo a comienzos de octubre el secretario de Estado francés para el Comercio Exterior, Matthias Fekl, quien amenazó con una suspensión "pura y simple" de las negociaciones en 2016.
Uno de los principales blancos de los opositores al TTIP es el ISDS, un mecanismo de arbitraje que permitiría a las multinacionales demandar ante la justicia a cualquier Estado que a su juicio amenace sus intereses.
"Teniendo en cuenta la solidez de los sistemas judiciales de Estados Unidos y de la UE (un mecanismo de ese tipo) haría correr un riesgo inútil a las políticas públicas de los países", señala la central sindical estadounidense AFL-CIO.
La Comisión Europea, que conduce las negociaciones del lado europeo, propuso a mediados de septiembre sustituir este mecanismo de protección de los inversores por un tribunal especial de resolución de diferendos integrado por magistrados.
"Por el momento, estas negociaciones son muy difíciles de vender en la Unión Europea, puesto que no han conducido a nada concreto", admitió a comienzos de agosto la comisaria de Comercio de la UE, Cecilia Malmström.
El reciente escándalo que afectó al grupo alemán Volkswagen, que estalló en Estados Unidos antes de extenderse a la propia Europa, no ha facilitado el establecimiento de un clima de confianza entre los negociadores.
"Debí dedicar mucho tiempo a explicar a los estadounidenses que en Europa teníamos las normas ambientales más estrictas y ahora parece que no son tan perfectas", lamentó Malmström.
Del lado europeo se insiste sin embargo en que el escándalo de Volkswagen "nada tiene que ver" con las negociaciones del TTIP.
La ronda de Miami, la undécima desde el comienzo de las tratativas, debe abordar el tema de las barreras aduaneras antes de llegar a uno de los puntos más sensibles: el acceso a los mercados públicos estadounidenses por las empresas europeas.
Varias leyes del país norteamericano (Small Business Act, Buy American Act...) reservan a las pequeñas y medianas empresas nacionales algunos mercados públicos, fundamentalmente en los estados federados.
"Las compras de los Estados son muy importantes para nosotros", dijo una fuente europea que no quiso revelar su nombre.
"Sabemos que es un tema sensible en Estados Unidos (...) expondremos nuestros puntos de vista", agregó.
El gobierno de Obama, que busca reequilibrar una balanza comercial estadounidense crónicamente deficitaria, espera llegar a un acuerdo antes que la campaña presidencial y legislativa de 2016 paralice las discusiones.
La ex secretaria de Estado Hillary Clinton, que tiene grandes posibilidades de ser elegida como candidata demócrata a la presidencia, ya manifestó su oposición al TTIP, buscando atraer al ala izquierda de su partido.
"Si podemos concluir las negociaciones durante el gobierno de Obama, sería algo positivo (...) pero no vamos a sacrificar el contenido" del acuerdo, dijo una fuente europea.

Una opción estratégica

Desde hoy lunes y hasta el próximo viernes, las sesiones de trabajo bilaterales abordan temas clave como aranceles, regulación de servicios públicos y determinados productos agrarios, pero han dejado fuera de la agenda el polémico punto de los tribunales de arbitraje para dirimir conflictos entre Estados y empresas.
Para Estados Unidos el TTIP con la Unión Europea es "una opción estratégica" para liderar el comercio mundial y construir el "mayor acuerdo de libre comercio regional en el mundo", según destacó hoy en las redes sociales el embajador de la misión comercial de EE.UU. ante la UE, Tony Gardner.
Gardner destacó también que la "parte esencial" de la nueva agenda transatlántica se articula sobre la base del "compromiso" de "construir puentes a través del Atlántico".
En esta undécima ronda está previsto que la Unión Europea presente una nueva oferta sobre tarifas y se ahonde en la ofertas de servicios públicos y esquemas de regulación, según avanzó la semana pasada en Bruselas la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström.
En la misma línea que Gardner, Malmström apuntó hoy que este tratado de libre comercio entre Estados Unidos y la UE supone una "estrategia" para que el bloque europeo "se comprometa con el mundo" de una manera "amplia y profunda".
Sin embargo, la agenda de Miami no será ni mucho menos completa, y quedará fuera de la ronda de negociaciones el espinoso tema del mecanismo de arbitraje de eventuales disputas entre estados e inversores.
Otro de los aspectos más controvertidos sobre la mesa será, en concreto, la negociación sobre qué servicios públicos pueden ser privatizados, cuestión que desata todo tipo de temores en organizaciones sociales y sindicales y en algunos países de la Unión Europea.
Desde los órganos de gobierno comunitarios en Bruselas se observan con cautela los recelos al TTIP, en particular en lo que pueda afectar al desarrollo sostenible o al respeto de las convenciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Desde la Comisión Europea se ha insistido en los últimos días en el objetivo de que las negociaciones comerciales sean más transparentes y estén abiertas al "escrutinio público".
De esta forma, la CE quiere mostrar su sensibilidad ante las protestas y manifestaciones multitudinarias que en las últimas semanas se han producido en algunas ciudades europeas en contra del TTIP.
El TTIP es un acuerdo comercial y de inversión integral que es visto en Estados Unidos como una excelente plataforma para incrementar el acceso a los mercados europeos de los bienes y servicios estadounidenses.
La UE y EE.UU. quieren intentar concluir la negociación del TTIP para finales de 2016, sin que todavía se conozca cuándo se podrá presentar un texto consolidado a los sectores ni la fecha exacta de la próxima ronda.
Actualmente, la actividad económica conjunta de Estados Unidos y la UE representa el 60 % del Producto Interior Bruto (PIB) global.
Estados Unidos selló recientemente con otros once países del Pacífico el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), que crea, de momento, la mayor zona de libre comercio del mundo.

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