LONDRES.- Los miembros del
Banco de Inglaterra votaron 8 a 1 para mantener los tipos de interés en
un mínimo del 0,5 por ciento este mes, y la mayoría veían unas
perspectivas relativamente mas laxas para la inflación, sugiriendo que
no hay prisa para subir el precio del dinero.
El banco central dijo que las presiones de costes en el
mercado laboral británico están elevándose más lentamente para que la
inflación vuelva a su objetivo del 2 por ciento, especialmente dada la
fortaleza pasada de la libra, y que la inflación estaría por debajo del 1
por ciento hasta la primavera de 2016.
La inflación británica bajó a cero en agosto, pero los
responsables del banco central dijeron que confiaban en que el robusto
crecimiento económico doméstico y la disminución del efecto de la caída
del petróleo del año pasado harán rebotar los precios hacia el objetivo
hacia su objetivo del 2 por ciento el año próximo.
De este modo, el instituto emisor británico mantiene estables los tipos de interés de la libra esterlina desde el 5 de marzo de 2009, fecha en la que también estableció un programa de compra de activos mediante la emisión de reservas, que ha sido ampliado sucesivamente hasta alcanzar su actual volumen en julio de 2012.
Así, el Banco de Inglaterra ha cumplido con las previsiones que apostaban por un mantenimiento de los tipos en su mínimo histórico y que no prevén un cambio de tendencia hasta 2016.
La economía de Reino Unido experimentó en el segundo trimestre del año una expansión del 0,7%, tres décimas por encima del dato del primer trimestre, mientras que la tasa interanual de inflación se situó en el 0% en agosto, una décima menos que en julio.
En este sentido, el BoE considera que tres cuartas partes de la desviación observada en la inflación corresponde a la contribución "inusualmente baja" de la energía, los alimentos y los precios de otras importaciones.
En cuanto a las perspectivas de crecimiento, los miembros del comité del BoE señalan la existencia de influencias opuestas, puesto que la demanda doméstica en Reino Unido, y el gasto de consumidores en particular, han sido resilientes, mientras la consolidación fiscal ha frenado la actividad y el crecimiento global se ha mantenido por debajo de la media.
De este modo, las estimaciones recientes son consistentes con una ligera desaceleración del crecimiento de la actividad en Reino Unido, mientras los pronunciados descensos del desempleo observados desde mediados de 2013 parecen haberse estabilizado.
Asimismo, el BoE advierte de que un deterioro de la demanda global frenaría aún más la expansión y advierte de que esto podría ocurrir en caso de intensificarse la actual desaceleración de las economías emergentes, incluyendo China.
El Comité de Política
Monetaria del Banco de Inglaterra (BoE) ha decidido mantener, pues sin cambios
los tipos de interés, así como el alcance de su plan de
compra de activos, que asciende a 375.000 millones de libras (509.574
millones de euros) ante la incertidumbre sobre el impacto de la actual
desaceleración de las economías emergentes, especialmente China.
De este modo, el instituto emisor británico mantiene estables los tipos de interés de la libra esterlina desde el 5 de marzo de 2009, fecha en la que también estableció un programa de compra de activos mediante la emisión de reservas, que ha sido ampliado sucesivamente hasta alcanzar su actual volumen en julio de 2012.
Así, el Banco de Inglaterra ha cumplido con las previsiones que apostaban por un mantenimiento de los tipos en su mínimo histórico y que no prevén un cambio de tendencia hasta 2016.
La economía de Reino Unido experimentó en el segundo trimestre del año una expansión del 0,7%, tres décimas por encima del dato del primer trimestre, mientras que la tasa interanual de inflación se situó en el 0% en agosto, una décima menos que en julio.
En este sentido, el BoE considera que tres cuartas partes de la desviación observada en la inflación corresponde a la contribución "inusualmente baja" de la energía, los alimentos y los precios de otras importaciones.
En cuanto a las perspectivas de crecimiento, los miembros del comité del BoE señalan la existencia de influencias opuestas, puesto que la demanda doméstica en Reino Unido, y el gasto de consumidores en particular, han sido resilientes, mientras la consolidación fiscal ha frenado la actividad y el crecimiento global se ha mantenido por debajo de la media.
De este modo, las estimaciones recientes son consistentes con una ligera desaceleración del crecimiento de la actividad en Reino Unido, mientras los pronunciados descensos del desempleo observados desde mediados de 2013 parecen haberse estabilizado.
Asimismo, el BoE advierte de que un deterioro de la demanda global frenaría aún más la expansión y advierte de que esto podría ocurrir en caso de intensificarse la actual desaceleración de las economías emergentes, incluyendo China.
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