MOSCÚ.- La aerolínea rusa
Transaero se encuentra al borde de la bancarrota al no cuajar su
anunciada absorción por la estatal Aeroflot, que ahora sopesa dejar caer
a su competidora para no cargar con su abultada deuda.
"Lo más seguro es que la compañía ya no se pueda salvar", dijo hoy
Guerman Gref, consultor financiero para el saneamiento de Transaero y
presidente del banco Sberbank, principal acreedor de la aerolínea.
El viceprimer ministro ruso, Ígor Shuválov, adelantó ayer que el
Gobierno modificará seguramente su plan de acción en relación a la
compañía, segunda aerolínea de Rusia por volumen de pasajeros, y no
descartó su bancarrota.
Aunque el Ejecutivo confirmó a comienzos de septiembre los planes de
absorción de Transaero por parte de Aeroflot -que planeaba hacerse con
el 75 por ciento de los acciones de su competidora por la simbólica
cantidad de un rublo-, el acuerdo no llegó a cristalizar.
Una fuente cercana a la negociación entre las dos compañías y el
Gobierno explicó que Aeroflot, la aerolínea de bandera rusa, maneja dos
opciones: dirigir la bancarrota o "echarse a un lado" con el compromiso
de garantizar el transporte de los pasajeros que ya hayan comprado
billetes de Transaero.
Con la segunda opción, Aeroflot espera cubrir sus gastos de
transporte de los pasajeros de Transaero con la cuota de mercado que
ganará al desaparecer su competidora más directa.
Aunque los acreedores de Transaero están en contra de la bancarrota,
que incluirá necesariamente una importante quita de su deuda, Aeroflot
considera que debieron haber previsto los riesgos al financiar una
aerolínea con una estrategia de crecimientos demasiado agresiva.
Poco después de conocerse la mala situación económica de Transaero,
el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, achacó este hecho a las
desmedidas ambiciones de la compañía, que compró demasiados aviones en
los tiempos de bonanza económica del país.
La aerolínea anunció hace dos años la compra de cuatro Airbus A-380,
el mayor avión de pasajeros del mundo, que iba a destinar a las rutas
más populares entre los rusos, incluidas las que unen Moscú con
Barcelona y con la República Dominicana.
Este verano, el consorcio aeronáutico europeo informó de que la
entrega del primero de los cuatro aviones encargados por Transaero,
prevista inicialmente para finales de este año, sería retrasada por los
problemas financieros de la compañía rusa.
Incluso sin esos cuatro A-380, Transaero, que en 2013 fue líder en
crecimiento del tráfico de pasajeros en el país, cuenta con una flota de
más de un centenar de aviones.
La compañía registró en el primer semestre de este año unas pérdidas
cifradas en 8.577 millones de rublos (131,9 millones de dólares al
cambio de hoy).
Transaero fue la primera empresa privada en la aviación civil rusa
que comenzó a operar en noviembre de 1991, coincidiendo con el fin de la
Unión Soviética.
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