NUEVA YORK.- El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha defendido el éxito de las últimas medidas de política monetaria y ha asegurado que el progreso logrado durante los tres últimos años para estabilizar y reforzar la eurozona "es real", lo que ha hecho posible que se esté produciendo "una vuelta del crecimiento".
"Estamos viendo la vuelta del crecimiento. El camino a seguir está
bien definido. Y no descansaremos hasta que nuestra unión monetaria sea
completa. Ello redunda en nuestro interés, en el de ustedes y en el de
cualquier persona en cualquier lugar", afirmó Draghi en un discurso
pronunciado tras recibir el Premio al Ciudadano Global 2015 otorgado por
el Atlantic Council.
En este sentido, incidió en que el retorno de la economía de la
zona euro a un "crecimiento sostenido", impulsado por la política
monetaria llevada a cabo por el banco central, "es una buena noticia
para cualquier persona en cualquier parte del mundo".
El presidente del BCE subrayó que el destino de Europa es una
cuestión de interés inmediato para sus ciudadanos, pero también tiene
relevancia directa para el mundo en general. "La Unión Europea y su
unión monetaria son proyectos regionales con implicaciones globales",
agregó.
En concreto, destacó el peso de Europa en la economía mundial,
aunque reconoció que su contribución al crecimiento global en los siete u
ocho últimos años no ha sido significativo, y recordó que cuando la
integridad de la zona del euro se ha visto amenazada, también ha
peligrado la prosperidad mundial.
Sin embargo, apuntó que también existe otro motivo por el que la
zona euro tiene una importancia "decisiva" para la economía mundial: el
hecho de que la integración europea es, con diferencia, el experimento
más avanzado de gestión de asuntos que trascienden las fronteras,
mediante una combinación de acuerdos internacionales y supranacionales.
"Hace 65 años, los fundadores de la UE decidieron que solo
podríamos lograr resultados estando unidos para afrontar problemas
comunes. En aquel momento, el problema era la guerra y el objetivo, la
paz. Y funcionó", aseveró.
En esta línea, defendió que la naturaleza de los numerosos retos a
los que se enfrenta la unión monetaria demuestra que este enfoque era
"fundamentalmente correcto".
"Pensemos en los emigrantes que buscan
refugio en nuestros países, en la amenaza del terrorismo, en las
consecuencias del cambio climático, en la reciente sucesión de crisis
financieras y económicas. Lejos de ser específicamente europeos, se
trata de desafíos globales", remarcó.
Asimismo, añadió que, aunque puede parecer que en Europa no es
capaz de superar sus dificultades, siempre lo consigue, porque cuando
trabaja como una unión puede hacer frente a problemas que les
desbordarían si cada país intentara resolverlos en solitario.
"Y en ocasiones, lo que se interpreta como la dificultad de
trabajar juntos es simplemente el reflejo de la complejidad de vencer
los desafíos que encontramos en nuestro camino. No debe confundirse una
cosa con la otra", añadió.
En este contexto, apoyó a aquellas voces que abogan por más
integración en Europa para aprovechar al máximo las economías de escala y
de alcance que la unión puede ofrecer. Además, coincidió "plenamente"
con quienes creen que se pueden proteger mejor los intereses de los
ciudadanos de cada país haciendo que la unión sea "más perfecta".
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