WASHINGTON.- El Fondo Monetario
Internacional (FMI) considera necesario que China continúe con el
proceso de transformación de su modelo económico y cree que, pese a que
los riesgos de una mayor ralentización han aumentado, el país puede
gestionar esta transición.
"Hasta la fecha, la evolución de la economía real aporta algún
consuelo de que la transición puede ser gestionada. El actual ritmo de
ralentización de China está en línea con las previsiones del FMI (y el
de las propias autoridades), aunque los riesgos a la baja han
aumentado", subraya.
La institución dirigida por Christine Lagarde destaca la fortaleza
de la inversión en infraestructuras y el consumo, especialmente en el
sector servicios, pese a que la actividad se ha debilitado claramente en
el sector manufacturero y en la construcción.
En esta línea, resalta que tiene capacidad para aplicar más
estímulos en caso que sea necesario para evitar una mayor caída del
crecimiento, pero insta al Gobierno a evitar el uso de inversión
financiada con deuda para no provocar un resurgir del apalancamiento
empresarial.
El Fondo resalta que tras 35 años de un crecimiento
"extraordinariamente rápido", la economía china está en plena
transformación desde un crecimiento liderado por las exportaciones a un
modelo cada vez más impulsado por el consumo y los servicios y con menos
énfasis en la inversión pública financiada con deuda.
En este sentido, añade que este proceso ha estado acompañado por
una ralentización de las importaciones y de volatilidad en los mercados
financieros, incrementando las dudas "razonables" sobre el impacto que
tendrá en la economía global, y en especial, sobre el contagio a los
países que más se han beneficiado del rápido crecimiento de China.
El FMI admite que la ralentización de la economía china tiene
consecuencias en el resto del mundo, dado el tamaño y la integración del
país. De hecho, estima que una ralentización de un punto porcentual en
el crecimiento chino se traduce en un descenso de tres décimas en otros
países asiáticos.
Sin embargo, incide en la importancia de entender que esta
transición es "esencial" si China quiere crear una economía más
inclusiva, que otorgue un mayor peso a las fuerzas del mercado y que
logre un crecimiento "más seguro y más sostenible".
"Esto implicará un delicado acto de equilibrio por parte de las
autoridades chinas: implementar las reformas mientras se mantiene la
demanda y la estabilidad financiera. A medida que las reformas avancen,
será crítico garantizar una gobernanza eficaz de las empresas y los
mercados liberalizados", remarca.
En este sentido, el FMI considera que este proceso requerirá, en
particular, duras restricciones presupuestarias tanto para empresas
públicas como privadas y un continuado fortalecimiento del marco de
supervisión financiera".
"Si se gestiona bien, incluida una comunicación más clara para
ayudar a guiar las expectativas del mercado, la transición China podría
ser una base para una renovada fortaleza económica en una región que ha
liderado el crecimiento mundial durante varios años", asegura.
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