LIMA.- El gobernador del Banco de Japón (BoJ),
Haruhiko Kuroda, dijo que el desplome de los precios del petróleo ha
mantenido baja la inflación en muchas economías avanzadas, haciendo
hincapié en que no ve la necesidad inmediata de que los países
desplieguen medidas adicionales de estímulo monetario y fiscal.
Kuroda agregó, sin embargo, que los bancos centrales de
cada país -incluido el Banco de Japón- deben mantener sus políticas
ultraexpansivas y estar listos para actuar con una inflación muy
inferior a sus metas.
"Muchos países avanzados tiene una meta de precios de
un 2 por ciento y es verdad que la inflación real está bajo ese nivel.
Pero esto se debe principalmente a la caída de los precios del petróleo y
las materias primas", sostuvo Kuroda.
"No creo que exista la necesidad de apresurarse (a
tomar medidas) en este momento", dijo en una conferencia de prensa
posterior a una reunión anual del Fondo Monetario Internacional.
Kuroda se mostró optimista sobre los mercados
emergentes, diciendo que si bien algunos países sufren una salida de
capitales, muchos tienen colchones suficientes para soportar la
turbulencia del mercado si se lo compara con lo que vivió Asia durante
su crisis financiera de finales de la década de 1990.
El ministro de Finanzas de Japón, Taro Aso, también
sonó optimista al decir en la conferencia de prensa que los riesgos para
la economía global derivados de la desaceleración de China no eran lo
suficientemente grandes como para considerar una respuesta coordinada.
"Si me preguntas si China quería tal acción, la respuesta sería no", afirmó Aso.
Agregó, sin embargo, que los funcionarios deben mejorar
su comunicación con los actores del mercado debido a que el desplome
del mercado bursátil de China en agosto ha reducido fuertemente el
apetito por el riesgo de los inversores.
El FMI advirtió el viernes de que los riesgos para la
economía global han aumentado, debido a que los mercados emergentes en
particular sufren un débil crecimiento y menores ingresos por la
exportación de materias primas.
La desaceleración global ha pesado sobre la economía de
Japón, que se contrajo en el segundo trimestre y podría hacerlo
nuevamente entre julio y septiembre debido a las débiles exportaciones a
los mercados emergentes.
La inflación a los consumidores de Japón cayó en el año
a agosto por el desplome de los precios del petróleo y un bajo gasto de
las familias, lo que mantuvo al BoJ bajo presión para ampliar un enorme
programa de estímulo para acelerar la inflación hacia su meta de un 2
por ciento.
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