domingo, 18 de octubre de 2015

Más mujeres en la producción de café

BOGOTÁ.- El 30 por ciento de las fincas productoras de café en Colombia son propiedad de mujeres, muchas de las cuales se dedican al cultivo de variedades especiales del grano, que es la tendencia mundial en los mercados y entre los consumidores.

    De acuerdo con cifras de la Federación Nacional de Cafeteros, el ente que rige los destinos de los cultivadores del grano en el país, el total de mujeres productoras es de 161.336, es decir el 28,2 por ciento, frente a los 391.374 hombres dedicados al oficio.
    La incursión de las mujeres en el universo local cafetero ha tomado dimensiones importantes en los últimos años, pues pasaron de ser las recolectoras del grano o de estar dedicadas a labores domésticas en las fincas, a ser propietarias, con conocimientos plenos de la cadena de producción.
    Brigitte Melo es propietaria junto con su hermana de una finca cafetera en la población de Viotá, a 86 kilómetros al sur de Bogotá, en la que produce 1.500 kilos del grano, todos de variedades especiales.
    Brigitte fue la primera mujer es su municipio en convertirse en cultivadora y propietaria de un finca cafetera.
    Ella y su hermana empezaron hace 10 años, en un pequeño lote que les cedió su padre, también caficultor, mediante la siembra de arbustos y de su venta obtuvieron el dinero para comprar su propia finca.
    Brigitte describió el café que produce como de un tipo de acidez media alta, con cuerpo medio, muy aromático, con notas acarameladas, de frutos rojos, de vainilla.
    Ese tipo de cafés, que es diferencial, es la tendencia en la caficultura colombiana, que cada vez más le apuesta a variedades distintas, sin abandonar la suavidad que es la característica principal del grano local y que es la razón de su fama internacional.
    Roberto Vélez, gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, dijo que los cálculos es que el 35 por ciento de la producción anual del país, que este año va a superar los 11 millones de sacos de 60 kilos cada uno, corresponde a cafés especiales.
    Vélez sostiene que el país está en un proceso de cambio cultural respecto al reconocimiento de las variedades del café, algo similar a lo que sucede con los vinos, que por su consistencia, sabor y cuerpo, son diferenciales entre los consumidores, con lo que los precios varían.
    En ese esquema de cambio y de avance de los cafés especiales en Colombia, las mujeres cada vez más juegan un papel preponderante, según explicó Vélez, en el marco de la octava feria internacional de Cafés Especiales, que se clausuró en Bogotá y que este año trajo al país a delegadas de 23 países con un volumen de negocio por encima de los siete millones de dólares.
    "Se han venido desarrollando asociaciones de mujeres productoras de cafés especiales y han sido muy exitosas", aseguró el dirigente gremial, quien destacó la laboriosidad y el empeño que le introducen la mujeres a la producción del grano.
    Sin embargo, quien tiene una mejor descripción de la labor de la mujeres cultivadoras es Mery Santos, directora de la Alianza Internacional de Mujeres en Café (IWCA), que dijo que el nivel de detalle y la paciencia, caracterizan la caficultoras en todos los países donde se produce el grano.
    "Las mujeres por tener manos más pequeñas, tienen mejor manejo para sembrar, cuando se está recolectado el café la mujer es más detallista, tiene más paciencia, recoge la cerezas más maduras, lo que afecta directamente la calidad de la taza", precisó Santos.
    "Donde más se nota la diferencia es en la paciencia que tenemos en comparación con los hombres, como cabezas de familia podemos manejar diferentes situaciones, pero después de todo es ese corazón y ese amor lo que nos diferencia", agregó Santos.
    La dirigente sostuvo que el papel de la IWCA es el de "empoderar" a las mujeres que se dedican a este cultivo, al señalar que en muchos países productores las mujeres carecen de recursos o dificultades para el acceso a la educación, lo que las pone en desventaja frente a los caficultores hombres.
    En ese sentido, destacó el trabajo que las asociaciones de mujeres cultivadoras adelantan en Costa Rica, Brasil, Colombia, Tanzania y Burundi, donde la caficultura les ha cedido mayor espacio.
    "En la industria cafetera antes no hablábamos de mujer y café, estaban ahí, era como una revolución silenciosa, su papel no era reconocido, pero eso está cambiando, no solo en lo social, sino también en el gobierno, lo vemos aquí en Colombia donde se han tomado decisiones que afectan a la mujer cafetera y eso es un impulso grande que hay que reconocerlo", afirmó Santos.
    Por su parte, Brigitte dijo que su trabajo como cultivadora de café se diferencia de una campesina en que "lo mío es un proyecto de vida, porque producir café me da autonomía y pasión".

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