MADRID.- España será el país
desarrollado que más crecerá este año, pero la incertidumbre política,
una vez superadas las elecciones catalanas y a la espera de la
celebración de los comicios generales en diciembre, empaña las
previsiones para 2016, según advierte el departamento de análisis de
Bankinter.
Los expertos recuerdan que según las previsiones del Fondo
Monetario Internacional (FMI) España crecerá un 3,1% este año frente al
2,5% de Estados Unidos, el 2,4% del Reino Unido, el 1,6% de Alemania y
el 2,7% de media en otras economías avanzadas.
"Sin embargo, este buen tono será difícilmente extensible durante
2016", advierten los analistas, que hacen unas previsiones "más cautas"
por los "riesgos" que plantea un hipotético escenario de inestabilidad
política.
Según sus estimaciones, el Producto Interior Bruto (PIB) español
podría crecer en 2016 un 2,6% en un escenario central, previsión que
caería al 1,9% en un escenario pesimista y se elevaría al 3,1% en un
escenario optimista.
"Debemos reconocer que en España nos preocupa particularmente la
influencia del factor político sobre la economía, de manera que hemos
considerado que en el mejor de los casos el PIB se expandirá de media en
2015 en el entorno de 3%, tras haber alcanzado una velocidad punta de
casi 4% en el segundo trimestre, a partir de la cual irá desacelerando
hacia un ritmo cercano a 2,5%", apuntan los expertos.
Señalan que el "ruido político" que se está generando en España en
los últimos meses hará que se pospongan las decisiones de inversión y
se ralentizará la creación de empleo, que a mediados de 2015 se
encontraba en el entorno de 800.000 empleos anuales. "No será fácil
recuperar el vigor anterior, menos aun en un contexto internacional más
débil", agregan.
Los analistas recuerdan que las encuestas de intención de voto
están ofreciendo un panorama político distinto al actual, "lo que
plantea la posibilidad de una cierta vulnerabilidad de lo económico
derivada de una hipotética inestabilidad política, consecuencia de un
frágil equilibrio de pactos políticos de cara a la siguiente
legislatura".
Por ello, creen que se podría ver una ralentización en la toma de
decisiones de consumo e inversión a nivel doméstico, "cuyo impacto se
notaría de cara a 2016, ya que la inercia positiva de la economía parece
garantizada durante este año".
Asimismo, alertan de que la inestabilidad política podría afectar
al flujo inversor exterior, ya que es un tema que está siendo cada vez
más monitorizado por los inversores internacionales.
En este sentido, entienden que en el caso de que finalmente tomara
forma un proceso de desintegración territorial o las elecciones
generales de diciembre dieran como resultado un gobierno "sin capacidad
de actuación suficiente sobre la economía", el departamento de análisis
se vería obligado a revisar a la baja de "manera sensible" sus
estimaciones sobre España.
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