lunes, 16 de noviembre de 2015

La reivindicación del yuan

PEKÍN.- Con la reciente declaración de la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Cristine Lagarde, acerca del yuan, la moneda china marcha hacia su reivindicación como símbolo del desarrollo de la segunda economía mundial. Lagarde propuso el 13 de noviembre incluir al yuan chino en la canasta de monedas de reservas de la entidad prestamista mundial, e insistió en que apoyaría la recomendación.

Ese comunicado puso en su lugar a esta moneda, pese a que acto seguido la directiva del FMI apuntó que la decisión recae en la Junta Ejecutiva y explicó la dependencia final de la reunión del 30 de noviembre con la finalidad de considerar dicha propuesta.

Para algunos economistas, se trata de la reivindicación del yuan como medio de pago internacional, paso lógico, si se tienen en cuenta que la unidad monetaria del gigante asiático es a la vez medio de cambio de la segunda potencia económica global.

Esta entrada puede significar mucho más para los mercados y para el desarrollo industrial chino, pese a los anuncios de una relentización de la economía de dicha nación.

La entrada del yuan en esa canasta significa respaldo en consecuencia por fuertes crecimientos anuales y por una estabilidad productiva, comercial y financiera superior, incluso a la de los Estados Unidos, según algunos entendidos.

  Pekín aseguró además en su momento importantes pasos financieros en su región para garantizar transacciones comerciales con el empleo de esa moneda.

Pero no solo se trata de su entorno regional, sino que la moneda china ya opera con fuerza en Europa, y tiene recios nexos con la economía del Reino Unido, al margen incluso de las tendencias políticas.

Por tanto, el yuan constituye en la actualidad una nueva alternativa global.

De esa suerte el Banco Popular de China (BPCh), acogió con agrado la declaración de Lagarde a favor del yuan o renminbi (RMB), como también se conoce este dinero.

Consideradas como las monedas principales del comercio internacional, la canasta de DEG está formada actualmente por el dólar, el euro, el yen japonés y la libra esterlina.

El Fondo revisa cada cinco años la composición de su cesta de divisas, un hecho que Pekín aprovecha para intentar incluir al yuan y garantizar así que la moneda adquiera el estatus de divisa internacional, al convertirse en una verdadera reserva.

Sobre el particular, los expertos recuerdan que los dos requisitos de una moneda para ser aceptada en la cesta del Fondo son, tener un peso importante en el comercio mundial, y que se pueda emplear libremente. En la segunda condición es donde más dudas existen pues se menciona la paridad central o anclaje a un tipo medio frente al dólar. Otro problema sería que el yuan fluctúe en una banda del dos por ciento al alza y a la baja.

Pero todo parece indicar que la primera condición tiene un peso específico en la actualidad mucho más fuerte, y se aprecia en el impacto de la moneda china en los diferentes mercados del mundo.

En tanto, el presidente chino, Xi Jinping, propuso reforzar la coordinación de políticas macroeconómicas a favor de la innovación y una economía mundial abierta, como recetas para impulsar el crecimiento mundial, donde el yuan debe tener significativa presencia.

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