MADRID.- España empezó a reducir su retraso
en los años 2000, en pleno boom económico, colocándose en cabeza en
ámbitos como farmacia o biotecnología. Pero la crisis acabó con este
impulso. Y la financiación ha caído a niveles de 2007.
"El gasto
en I+D+i (investigación, desarrollo e innovación) del Estado se ha
contraído un 60,5% entre 2009 y 2013" y el de las comunidades autónomas
un 30%, advierte el Consejo Económico y Social (CES) en un reciente
informe.
El número de
empleados en el ámbito de la I+D está estancado en torno a los 200.000.
Sin presupuesto, imposible crear puestos de trabajo, colocar los
salarios al nivel de los que se ofrecen en Francia o Alemania o atraer
el talento extranjero, denuncia Javier Contreras, portavoz de la
Federación de Jóvenes Investigadores/Precarios.
La falta de medios
complica también el trabajo cotidiano de los investigadores, como le
ocurrió a Ester Artells durante sus años de tesis cuando el laboratorio
no tenía "un duro para poder comprar" material.
La I+D sufre la
falta de cooperación público-privada por medio de laboratorios comunes,
contrariamente a lo que ocurre en Francia o Alemania, lamenta el
presidente de la Confederación de Sociedades Científicas de España
(COSCE), Jaume Estruch. Y los trabajos científicos desembocan con menos
frecuencia en patentes industriales, reconoce.
De todas formas "la
fuga de talento es un problema importantísimo que en España a las
empresas les preocupa muchísimo", según César Maurín, responsable para
la innovación de la patronal CEOE.
Todo esto podría costarle caro a
España, en plena recuperación tras cinco años negros. La debilidad de
la innovación "supone un serio impedimento para lograr una recuperación
económica", advierte Adelaida Sacristán, directora de estudios de la
fundación Cotec.
Como resultado, el número de empresas de
tecnología innovadora, ya de por sí más bajo que la media europea, cayó
"de 30.000 en 2009 a 16.000 en 2013", lamenta el CES.
El Estado no
es el único que debe hacer un esfuerzo para invertir la tendencia,
sostiene la fundación Cotec. El sector privado supone sólo un 53% de los
gastos en investigación y desarrollo, diez puntos por debajo de la
media europea y los bancos son reacios a dar financiación, explica su
directora de estudios.
La innovación es esencial para que las
empresas españolas sigan ganando cuota de mercado en el extranjero,
insiste César Maurín. Las que mantuvieron sus inversiones "son las que
han internacionalizado más" durante la crisis, asegurando así su
supervivencia, subrayó.
Y España todavía tiene mucho camino por
recorrer para alcanzar a sus vecinos. El gobierno prevé aumentar su
presupuesto en I+D al 2% del PIB en 2020, lejos del 3% previsto por la
Unión Europea en su conjunto.
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