PEKÍN.- China dejó claro este martes que
ya no pretende crecer alrededor del 7%, al afirmar el presidente del
país, Xi Jinping, que con un crecimiento dek 6,5% anual en los próximos
cinco años bastará para cumplir con los objetivos fijados para 2020.
El
ritmo de crecimiento anual de la segunda economía mundial "no debe ser
inferior" a 6,5%, para lograr la duplicación del Producto Interior Bruto
(PIB) chino y de la renta media per cápita entre 2010 y 2020, señaló el
presidente, citado en estilo indirecto por la agencia estatal Xinhua.
Estos
dos objetivos fueron confirmados el jueves pasado, tras la reunión
plenaria de los máximos responsables del Partido Comunista Chino (PCC,
único), en la que se fijó el 13º plan quinquenal con las líneas
directrices político-económicas para el período 2016-2020.
Con un
crecimiento del 6,5% anual en el próximo quinquenio, el presidente chino
estima además que el país podrá sacar de la pobreza en 2020 a más de 70
millones de chinos de zonas rurales que padecían ésta a fines de 2014,
según la agencia Xinhua.
Con su comentario, el presidente dejó
claro que Pekín reduce su objetivo de crecimiento con respecto al
"alrededor del 7%" fijado para este año.
Xi Jinping reconoce así
algo que ya temían muchos economistas, después de que China creciera un
6,9% interanual en el tercer trimestre, su nivel mínimo desde la crisis
financiera de 2009. En el conjunto del año se espera que el dato caiga a
su nivel más bajo en un cuarto de siglo.
Muchos economistas
estiman que las cifras oficiales están infladas artificialmente, e
inciden en los malos datos de comercio exterior o en las últimas
contracciones de la actividad manufacturera.
En respuesta, el
Gobierno chino no deja de defender la "nueva normalidad" de un
crecimiento económico ralentizado pero más sostenible, fruto de sus
esfuerzos para reequilibrar la economía hacia el consumo interno, los
servicios y las nuevas tecnologías, y no concentrarse tanto en las
exportaciones o inversiones directas.
Al mismo tiempo, el gobierno de Pekín sigue preocupado por el empleo, para preservar la estabilidad social.
"En
los cinco próximos años, el desarrollo de China no debe concentrarse
sólo en el ritmo del crecimiento, sino también (...) y de forma más
importante, en la calidad del crecimiento", insistió Xi Jinping.
Xu
Shaoshi, presidente de la NDRC, la agencia de planificación china,
abundó en ese sentido este martes. "Evidentemente, la rapidez del
crecimiento no es el único criterio. En realidad nos preocupamos más del
empleo, de los ingresos de los habitantes y de los precios", dijo en
una conferencia de prensa.
Atareadas
en evitar un "aterrizaje forzoso" de la economía después de años de
euforia económica, las autoridades multiplicaron en los últimos años las
medidas de estímulo a la economía, facilitando la concesión de créditos
a particulares y empresas (con seis recortes de tasas en un año) y con
planes de inversión pública.
Pero tampoco es seguro que esto funcione.
"Puede
pensarse que el gobierno se fijará un objetivo de crecimiento anual de
entre 6,5% y 7%, pero es demasiado optimista", indicó Hua
Changchun, analista del banco Nomura.
Su compañía espera un
crecimiento de 6% el año próximo, y destaca la fragilidad del sector
inmobiliario, otrora uno de los motores del crecimiento.
Por su
lado, Liu Ligang, del banco ANZ, anticipa un crecimiento de 6,4% en 2016
y de 6% en 2017, teniendo en cuenta "los obstáculos estructurales, como
el colosal endeudamiento de los grupos y gobiernos locales".
Según
varios expertos, si China quiere respetar a toda costa su objetivo de
un crecimiento del 6,5%, podría tener que sacrificar una serie de
reformas estructurales dolorosas pero necesarias para reequilibrar su
modelo económico.
Las grandes líneas del 13º plan quinquenal,
desveladas este martes, mantienen su tono reformista, e incluyen el
objetivo de la libre convertibilidad del yuan para intensificar su uso a
nivel internacional. Sin embargo, el plan no da detalles ni un
calendario preciso.
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