MANILA.- Chile se congratula
de ser uno de los doce países que participa en el TPP, un acuerdo
comercial que involucra al 40 por ciento de la economía mundial, y por
ello el gobierno de Michelle Bachelet ha aprovechado la Cumbre de
Líderes del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) para
responder a las críticas que genera en algunos sectores de su país.
Reunidos estos días en Manila, los líderes del APEC que forman parte
del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) ya han fijado una fecha y
un lugar para la firma del pacto: el 4 de febrero en Nueva Zelanda.
Además, los gobernantes se han dado un plazo de dos años para que sus
respectivos parlamentos ratifiquen un acuerdo que tiene en el
presidente estadounidense, Barack Obama, a su principal impulsor y del
que está excluida China, la segunda economía mundial.
Según dijo este miércoles el ministro de Relaciones Exteriores de
Chile, Heraldo Muñoz, el TPP tiene la gran ventaja de ser una ventana al
futuro, porque representa "el nuevo estándar en materia de comercio
internacional, de servicios e inversiones".
"Un país como Chile, cuya prosperidad depende de la apertura al
comercio internacional, no puede quedar al margen de un acuerdo de esta
naturaleza que va a ser la vanguardia del futuro", recalcó el ministro.
Cuando a comienzos de octubre se dio a conocer la noticia, en Chile
-donde había algunas reticencias hacia el TPP-, el Ejecutivo se apresuró
a aclarar que las negociaciones se habían cerrado con éxito, tras
lograr una moratoria que protegerá durante cinco años la producción
farmacéutica local.
Pero además del impacto en los llamados "medicamentos biológicos", el
TPP genera dudas en sectores relacionados con la propiedad intelectual,
la normativa ambiental, los estándares reguladores y las inversiones
extranjeras.
Al desmantelar prácticamente unos 18.000 aranceles, el Acuerdo de
Asociación Transpacífico impacta en los sectores productivos, que habrán
de enfrentar una mayor competencia, fundamentalmente de la industria
estadounidense y las exportaciones asiáticas.
Pero según el ministro de Relaciones Exteriores, el acuerdo permitirá
a las empresas chilenas contar con nuevos mercados y actualizar alguno
de los 22 acuerdos de libre comercio que Chile tiene con 60 países (un
86 % del PIB mundial).
Muñoz se mostró tajante: "las necesidades y los sectores vulnerables
han quedado cubiertos, teníamos muy claro que era necesario defender a
los consumidores de nuestro país y lo hemos hecho".
"La negociación del TPP se extendió incluso dos días más (de lo
previsto) porque Chile defendió su sector de farmacéuticos biológicos.
No cedimos en la protección de los años que se requieren para que entre
una patente de genéricos", enfatizó el canciller.
Ahora queda que el texto completo del TPP, que consta de 30 capítulos
y más de 2.000 páginas y cuyo contenido fue hecho público días atrás,
no encuentre obstáculos en los parlamentos de los 12 países firmantes.
Ello daría al traste con unas negociaciones que se prolongaron
durante cinco años y que fueron llevadas con una discreción tan absoluta
que para algunos rayó con el secretismo.
Si el TPP pasa esta última prueba, dentro de dos años podrán
solicitar su ingreso otros países que ya han mostrado su interés en
formar parte de una iniciativa que puede compensar el fracaso de la
Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio.
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