LOS ÁNGELES.- Miles de trabajadores de Estados Unidos participaron ayer
martes en huelgas, marchas y protestas en las que pidieron que se
apruebe una ley nacional que establezca el salario mínimo en 15 dólares
la hora para el año 2020.
Con más de 500 acciones anunciadas en 270 ciudades del país, los
trabajadores, especialmente del sector de la comida rápida, protestaron
frente a sus sitios de trabajo o marcharon por las calles para reclamar
mejores salarios.
Las huelgas y manifestaciones se llevan a cabo sin grandes incidentes a lo largo del país y ya comenzaron a obtener resultados.
El alcalde de Pittsburgh (Pennsylvania), Bill Peduto, anunció una
iniciativa para elevar a 15 dólares por hora el salario de todos los
trabajadores de la ciudad.
"Nadie que trabaje tiempo completo debería vivir en la pobreza", afirmó Peduto.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, también anunció sus planes
de subir a 15 dólares el salario mínimo de los empleados estatales para
2018.
Los manifestantes recibieron además el apoyo de la precandidata
demócrata a la Presidencia Hillary Clinton, que a través de su cuenta en
Twitter dijo que la lucha por los 15 dólares está "cambiando nuestro
país para mejor".
Para muchos trabajadores, el tema del salario va más allá de un pago
de trabajo por hora, como aseguró Adriana Álvarez durante su
participación en una protesta en Chicago (Illinois).
"Necesitamos justicia económica y racial; necesitamos sentirnos
seguros en nuestro trabajo y en nuestras comunidades", declaró
Álvarez.
Angelita Pardo, quien trabaja desde hace 11 años en un McDonald's en
la ciudad de South Gate, al sur de Los Ángeles, pidió que se mejoren sus
condiciones laborales.
Pardo solamente quiere "un sueldo para tener una vida decorosa" que
le permita atender las necesidades de su madre con quien vive y ayudar a
sus dos hijas, dijo hoy.
Buena parte de los trabajadores de servicios de cuidado en el hogar
tampoco tienen condiciones que les permitan holgura frente a sus
necesidades.
"No me pagan tiempo extra, no me pagan si me enfermo y tengo que
trabajar de lunes a domingo porque no me alcanza el dinero", contó hoy María Magdalena Pérez, quien trabaja para una agencia de cuidado de
ancianos en Miami.
En sus labores diarias, esta madre de tres adolescentes dedica más de
diez horas y tiene que ir a atender a diferentes pacientes en sus
hogares.
"A las 6:40 de la mañana yo ya estoy trabajando y a veces son las 9
de la noche y todavía estoy en la calle porque tenemos que ir de un
paciente a otro", explicó Pérez.
Sin embargo no le pagan el coste del transporte, ni le dan material
de trabajo: "Lo único que me dan son guantes para cuando tengo que bañar
a los pacientes".
Lydia Rodríguez, por el contrario, no puede moverse de su casa pues es parapléjica.
"Yo padezco distrofia muscular y estoy permanentemente en silla de
ruedas y conectada a un ventilador de respiración artificial", dijo Rodríguez.
Por ello, esta paciente hispana de 58 años quiso abogar por mejores sueldos para las personas que la cuidan cada día.
"Ellas, con su trabajo, no solamente nos atienden, sino que también
nos dan amor, nos acompañan, comprenden nuestras dolencias y nos dan
alegría. No sólo es una ayuda corporal sino también espiritual", aseguró
Rodríguez.
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